martes, 13 de abril de 2021

¡Que jodía!

 Una vocecita repiqueteaba en mi cerebro como un pájaro carpintero haciendo un mueble aparador. ¿Será posible (pensaba yo) que interrumpan mi profundo sueño? ¡Pues no me da la gana despertarme, coñe!

Pero la vocecita seguía en sus trece, incordiando como si le fuese la vida en ello. - ¡Calla ya, jodía! - Quedé sentada en la cama, con los pelos alborotados, babeando rabia y con los ojos legañosos inyectados en sangre

Eché una ojeada al cuarto y no vi a nadie.- ¡No te escondas, cobarde y da la cara! - Pero se ve que, quien fuera el maligno despertador, no quería salir de su anonimato. - ¡Me repatean los que tiran la piedra y esconden la mano! - Pero ni por esas asomó la jeta.

Me había espabilado y lo mejor que podía hacer era desayunar. Fui en busca de Pascualita y la encontré con los pelo-algas más erizados de lo normal - ¿También te han despertado? - Por toda respuesta me enseñó la dentadura de tiburón.

Al primer salto mortal de la sirena dentro de su taza de cola cao volvió a sonar la voz diciendo - ¡HOLAAAAAA! - Pascualita y yo quedamos paralizadas. ¡Había que encontrar a su dueñ@!

El árbol de la calle repiqueteó en los cristales. - ¿Quién tiene tan linda vocecita? (preguntó muy repipi él) 

Fue Pepe quién la encontró y señaló con su ojo-catalejo mientras lanzaba al viento su OOOOOOOOOOO. 

Era ¡una galleta que se había escapado de su bolsa! - ¿Esta birria es quién nos ha despertado? - Soy la Princesa de Bekelare (dijo en un tonillo impertinente) - Dirás, PRINCIPE. ¡Princesa, querida! Soy Princesa. 

Señalé a Pascualita y dije, en su  mismo tono, - Ella es la Princesa de los siete mares. - ¡Puag, pescado! y, encima no lleva chocolate... - ¡Pero le gustan las galletas! - Y vaya si lo demostró. En un visto y no visto, la sirena se la zampó. 

Después de brindar por ello, cada una nos fuimos a nuestras camas a continuar durmiendo.

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