jueves, 28 de julio de 2022

La Cotilla

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, vengo dispuesta a ganarme un millón de euros así que no me pongas, ni pegas ni impedimentos para ello. - Dios me libre, doña Cotilla. - Ni siquiera cuando encienda todas las velas, velitas y velones que traigo en mi bolsa, más los que quedan en mi cuarto porque... - ¡¡¡ALTO, QUIETA, PARADA!!! ¡Ni harta de chinchón voy a dejar que me queme la casa! - Con un millón de euros puedes comprarte varias casas, bonita. - Pero el millón será suyo y yo, que la conozco como si la hubiese parido, me quedaría en la calle. - Ahí tienes razón.

En menos de media hora vinieron a casa unos cuantos sacristanes de las distintas iglesias donde la Cotilla suele "limpiar" los cepillos, a pedirle que les devuelva algunas porque ha dejado a los Santos sin ellas. Dijo que nones. Alguno suplicó incluso poniéndose de rodillas, otros se enfadaron pero nadie consiguió nada. La amenazaron con denunciarla a los Municipales y le dio tal ataque de risa que, por poco, la manda al otro mundo. 

Mi primer abuelito apareció enseguida con aire preocupado y luciendo un sudario de penitente de tela de saco pura y dura. Me susurró al oído. - ¿Crees que ésta lianta se viene ya al Más Allá? - No caerá esa breva (repliqué) - y un sonoro suspiro demostró lo aliviado que se quedó el abuelito.

Los vecinos se arremolinaban en mi descansillo de la escalera y haciendo oír sus opiniones hasta que acabaron formando dos bandos: unos a favor de los sacristanes y otros a favor de la pobre ancianita "que solo tiene una ilusión en la vida y es llevar alegría a ésta casa, habitada por una majareta que tiene una pecera llena de plantas ¡y ningún pez! - ¡Déjala que encienda las velas, tía sosa! - ¿A ver qué daño hará esta pobre mujer por encender unas velitas?

¿Habéis visto el telediario?... Pues hemos salido en él.

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