lunes, 18 de julio de 2022

Oxford.

Teniendo en cuenta la poca ganancia que obtuve de mi cuaderno de notas escolares (50 céntimos), no pensé que fuera a tener tanta repercusión. Encuentro mis calificaciones por donde paso. Sobretodo por mi barrio. 

El "figura" que lo compró hizo un montón de fotocopias y aparecen pegadas en las paredes, incluso en los troncos de los árboles y en las ramas, que dan a mi balcón, del árbol de la calle.

La gente me señala por la calle, algunos me han pedido un autógrafo. Incluso uno me dijo que era un ejemplo, DE MAL ESTUDIANTE, para sus hijos que le habían prometido que se esforzarían al máximo para superar esas notas.

La abuela me ha llamado: - "Nena, si te preguntan si eres mi nieta di que no" - Pero... - "Me ha costado que mis amigas millonetis me creyeran pero lo he logrado: Les he dicho que estudiaste en Inglaterra, en la universidad de Oxford y que la coincidencia del nombre y apellidos entre tú y la del cuaderno de notas es eso, pura coincidencia. Así que ya lo sabes ¡Oxford! Por cierto, he tenido que amenazar a Geooooorge con el despido si sigue riéndose cada vez que sale a relucir el nombre de la Universidad"

Mi primer abuelito, envuelto en un sudario con forma de toga universitaria de tela tornasolada, me ha consolado diciendo: - En el Más Allá hay muchos profesores de ese sitio y me han dicho que, si hace falta, darán buenas referencias tuyas. - Pero si no he ido... - ¡Y qué más da! Están muertos. 

 

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