domingo, 3 de julio de 2022

Que suerte he tenido.

 Aprovechando que Pascualita se había ido de picospardos por casa, bajé el acuario-barreño-puerta de lavadora al suelo y sentándome en la butaca de la salita, metí los pies en remojo para aliviarme del calor que hace éstos días.

¡Que placer! incluso me quedé traspuesta. ¡Huuuuy, que gustirrinín! Yo no sé como la sirena sale del agua a zascandilear con lo a gusto que se está ahí pero ya se sabe que es un bicho raro. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró como un elefante en una cacharrería y paró en seco al verme - ¡Hombreeeeee, por fin le das a ese trasto un uso correcto! Déjame sitio que también quiero refrescarme los pinreles, boba de Coria.

Y sin más preámbulo se quitó los zapatos y ocupó todo el barreño . Entonces, mientras ponía mis pies a salvo de los suyos, pensé en que diría la reina Nefertiti ante un caso flagrante de invasión como ésta. Pues que iba a decir, lo normal: ¡Que le corten la cabeza!

Mi primer abuelito, flotando lejos del barreño no sea cosa que, después de muerto, encima se ahogue, me guiñó un ojo mientras señalaba a la Cotilla diciendo: - ¿Quién fuera reina, verdad? - Para no caer en la tentación pregunté a la vecina: - ¿Hoy no trae sacristán? - No y es una pena porque comenté en el trapicheo lo de vender uno y la idea no cayó en saco roto. Claro que era una a la que no le gusta dormir sola... - ¿Ah, sí? ¿Con éste calor? - Con éste calor y con cualquier otro? - Que gente más rara ¿no? - Mira quien fue a hablar. La que no tendrá un bisnieto ni harta de chinchón... ¡¡¡QUE ES ESTOOOOAAAAAAAAYYYYYYYYY!!!

Menos mal que yo tenía los pies fuera del "acuario" cuando Pascualita regresó porque ahora tendría un pie como el de la Cotilla: de un metro y medio. Como para ponerlo de señuelo sobre la puerta de un Podólogo.

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