lunes, 10 de abril de 2023

¡Dichosa Mari Flowers!

El árbol de la calle protestaba, muy enérgico él, sobre la poca formalidad que tenía... ¿quién? Me asomé al balcón y vi que se encaraba con la hippy que gobierna el Tiempo desde hace poco: ¡La Primavera!

Tuve que darle la razón al árbol porque, doña Flowers lo tiene todo manga por hombro: ahora hace frío, ahora calor, de nuevo frío; floraciones a destiempo; brilla el sol, llueve, sol de nuevo ¡Esto es un desbarajuste! Por eso los niños de hoy en día cantan ¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...! como hicieron sus abuelos.

Y viendo que brillaba el sol y además es fiesta (la segunda de Pascua) salí a la calle dispuesta a disfrutar del calorcillo en compañía de Pascualita que, a duras penas, cabe en el termo de los chinos y he tenido que meterla a rosca.

Caminando por Palma el cielo se nubló y la gente que debería estar en la playa, apareció en las calles ¡y sin un guardia de tráfico que pusiera órden! 

Si hubiese podido ver el paisaje desde un dron, seríamos como hormigas camino del hormiguero siendo atacadas por abejorros cabreadísimos y con ganas de empipar al prójimo.

No hacía otra cosa que chocar con unos u otras; ¡Perdón! ¡perdón! ¡perdón! ... Luego he cambiado de táctica: chocar solo contra hombres y de perdón, nada. A ver si así lograba encontrar al candidato a padre del bisnieto de la abuela pero ¡ni por esas!

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