lunes, 3 de abril de 2023

¡LA ENCONTRÉ!

Pascualita sigue sin aparecer. Ya no sé dónde mirar. Además, parece que todo el mundo estaba despistado. - Tenía dolor de cabeza (dijo el árbol de la calle) - Nosotros estamos a lo nuestro (contestó así a mi pregunta el portavoz de los comensales de la Santa Cena que ésta semana están muy ajetreados recordando otros tiempos)

Tampoco Pepe el jibarizado se enteró de nada pero se le notaba enfadado porque dijo: -  OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO (algo así como ¡para el caso que me hacéis!)

Ni siquiera las bolas de polvo que andan por toda la casa vieron nada. - ¡Me parece imposible que nadie la viera!

Llamó la abuela: - "¿Se ha perdido Pascualita?" - ¡Cómo lo sabes! - "Porque no nací ayer.  Cuando tú vas yo vengo. Y a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga" - Y se quedó tan pancha.

Tengo a mi neurona protestando, con pancarta y todo, por el mal trato que, dice, le doy. Es doña remilgos aunque tenga algo de razón porque la he puesto a pensar un montón de horas, haciendo repaso de quienes y cuántos somos en ésta locura de casa. Al final ha salido la cuenta: tropecientos setenta y siete... ¿Y a quién no he podido preguntar porque no lo he visto?... Buena pregunta... (piensa que te piensa...)

¡Por fin di en el clavo! O mejor dicho ¡en el calcetín! A Pascualita se la llevó Pompilio a su guarida calcetinera. Inmediatamente puse a la escoba a trabajar y, entre toda la morralla que sacó de los más recónditos rincones, salieron calcetines ¡y Pascualita! Por cierto, más cabreada que un mono, lanzando mordiscos a diestro y siniestro.

Según me contó mi primer abuelito que habla con ella por telepatía, Pompilio, creyendo que la cola de sardina era un calcetín moderno, intentó arrancárselo a tirones, luego la arrastró hasta su escondrijo para trabajar con más calma... hasta que a la sirena le aburrió el juego y le arreó mordiscos en las orejas. Ahora son tres veces más grandes que el duende que lleva arrastrándolas desde entonces. ¡Cómo lloraba el pobre!: - ¡La de calcetines que no podré recoger por culpa de los orejones... ¡snif!... ¡BUAAAAAAAAAAAAAA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario