jueves, 27 de abril de 2023

¡Que despiste!

 Me asomo a la despensa y miro en la zona de las galletas. Es un páramo triste, desértico, donde no queda más que unas cuantas miguitas. -  Tendré que ir a la compra (me digo) - Iba a cerrar la puerta de la despensa cuando una voz airada me grita: - ¡¿Y nosotros qué?! 

Miré pero no vi a nadie: - ¿María? ¿Quely?... - Al no haber las galletas no respondieron, claro. - La voz siguió gritando: - ¡En un taper no nos ven! ¿Cómo van a comernos así?

Salí a tomar el aire al balcón. La bromita pasaba de castaño oscuro. - Taladré con la mirada a los comensales de la Santa Cena. - ¡Nuestro estómago canta! (dijeron al unísono los doce) No hemos comido NADA... ¡ojalá!

Fue el árbol de la calle quien me aclaró las cosas: - No me extrañaría que fuesen los crespells que hiciste el otro día, boba de Coria. - ¡Claro, los crespells!

Dentro de una caja de tuperware rumiaban su rabia estrellas, corazones y pececitos: - ¡Si llegas a ser más tonta no naces! Nos encierras y te olvidas de nosotros. Menuda public relations estás echa ¡Qué cruz tiene tu abuela contigo!

Sabiendo que tenían más razón que un santo, puse la caja sobre la mesa del comedor y dije: - ¡Pa luego es tarde!

Como fieras se abalanzaron cuantos personajes había en casa. El comensal de las treinta monedas de plata  me ofreció unas cuantas para quedarse la caja entera pero no nos dieron opción a regatear y allí todo el mundo comía a dos carrillos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Que haces, desgraciada? - La Cotilla corrió a proteger la caja del taperware con su cuerpo: - ¡Tengo los crespells apalabrados para el trapicheo de ésta noche! - ¡Son mios! (grité) - Pero si no te acordabas de ellos ¡Egoista!

En el tira y afloja, los crespells cayeron al suelo. Hubo movilización general y pronto no quedó ninguno: Pompilio se llevó unos cuantos y dijo que los prefería a los calcetines ¡Toma, no! Que pillín jajajajaja.

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