jueves, 20 de abril de 2023

¿Por qué la busco?... eso digo yo.

 De madrugada me ha parecido oír un ruido extraño. Algo así como ¡CROAK! y me he desvelado. - ¿Pascualita?... ¿o Pascualita?... ¿Te has comido una rana? Pues sí que están límpias las tuberías.

Me levanté y fui a la cocina. Presté atención pero solo se escuchaban los ruídos comunes de la noche; crujido de muebles, correteo de bolas de polvo, eructos de los comensales de la Santa Cena... Me apoyé en el fregadero y pregunté: - ¿Alguien ha visto a Pascualita por aquí dentro? - Silencio total hasta que, de repente alguien dijo ¡CROAK! y me agarré a esa pequeña esperanza. - Perdona pero no acabo de entenderte... ¿Hablas mallorquín por casualidad? - Idó, si.

Estuvimos un rato de cháchara antes de llegar al meollo de la cuestiòn: - ¿Dices que es una sirena, canija, más fea que Pício, con cuatro algas por pelo y de un genio endiablado? - Sí... - ¿Y la buscas? eres rara, chica.

Después hubo una asamblea entre el lúmpen de los desagües. Más tarde, cuando el sol se desperezó, llegó el veredicto: - ¡CROAK! una rata se encontró con la sirena en una tubería estrecha. Ambas tenían hambre. Ahora a la rata le falta una pata y la otra, de la que la sirena se ha comido un trozo, es descomunal y la pobre va llorando por los rincones. - Y dicho ésto, la asamblea se deshizo cuando todo el mundo salió huyendo.

Y yo me quedé junto al fregadero mientras la llamaba continuamente: - ¡PASCUALITAAAA, PASCUALITAAAA, PASCUAL... 

El desagüe se quejó pero yo seguí llamándola. También se quejó la Cotilla a la que despertaron mis gritos. - ¡¿Se puede saber qué haces, boba de Coria?! - Me pilló por sorpresa y tuve que improvisar. - Calentando la voz para cantar con el árbol de la calle... (¡vaya, me he equivocado!) - ¿Con un árbol? Anda, vamos a tomarnos un chinchón on the rocks, Luisa Fernanda...

 

 

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