miércoles, 26 de abril de 2023

 Esta mañana he encontrado a Pascualita en el balcón ejerciendo de directora de música mientras el árbol de la calle cantaba el Brindis de la Traviatta. He quedado admirada de lo bien que lo hacían.

Para potenciar su ordeno y mando, le di a la sirena una cañita de las de sorber refrescos. - Toma (le dije) un director de música está desnudo sin su batuta. - Luego dicen que el hábito no hace al monje pero ha sido digno de ver como ha estirado su cuerpecito blancuzco hasta adquirir un porte profesional. 

Los comensales de la Santa Cena se asomaron para ver y escuchar el "concierto" y aplaudian a rabiar. Los gorriones que pueblan el árbol trinaban al compás. De repente unos chillidos agudos pusieron el contrapunto hevi. Eran los alegres y juguetones vencejos que se unieron a la fiesta.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Qué escándalo es éste, nena? - La Cotilla entró en casa arrastrando los pies. - ¡Que noche, por Dios, que noche! - Tuve un sobresalto y pregunté - ¿Loca? - ¡Loquísima, boba de Coria! No puedo con mi cuerpo - Y se fue camino de su cuarto no sin antes advertirme: - Ni se te ocurra llamarme. Ya me despertaré.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal poniéndome los pelos de punta. Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito me miraba: - ¿Qué te preocupa, nena? - El bisnieto de la abuela... ¡Si lo tiene la Cotilla antes que yo, me quedo sin la Torre del Paseo Marítimo!

- Pero nena, si tiene cien años... - ¡Y qué! Viene de pasar una noche loca ¿no lo has oído? - ¿Tú crees qué...? - ¡¡¡Ayyyyyyy, que lo tendrá antes que yo!!! ¡La madre que la parió!

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