La Cotilla ha venido enfadada del trabajo: - Dijimos durante los meses de pandemia del covid, que saldríamos de ella siendo mejores personas. Creíamos que habíamos aprendido a respetarnos,,, ¡mentira! Pura mentira. ¡No respetamos nada!... - Póngase tranquila mujer o le dará un jamacuco ¿Qué le ha pasado?
- He ido a mi puesto de trabajo ¡porque no soy el Rey Midas sino una pobre jubilada con una pensión con la que, apenas llego a fin de mes!.. ¡snif!... - ¿Qué puesto de trabajo? - Ay, boba de Coria, que cruz tengo contigo. ¿Acaso no voy cada día a hacer la ronda por las iglesias en las que "límpio" los cepillos? - Ah, eso... ¿y qué pasa? - Pues que las iglesias están llenas por la Semana Santa y no puedo trabajar con tranquilidad. Siempre hay alguien mirando, incluso se acercan a ver qué hago ¡Eso me ha preguntado una mujer ésta misma mañana! . ¿Y qué le ha contestado usted? - Le he gritado ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS!!! y ha salido por pies... y yo también porque venía el cura flechado hacia mi.
La conversación le sirvió a la Cotilla de desahogo y ya más tranquila, se encerró en su cuarto a dormir un rato antes de irse a sus trapicheos. Yo aproveché para ver qué tal le iba a Pascualita.
La sirena glotona sigue encerrada en el barco hundido. Todavía tiene varias tallas que perder y tiene el genio subido. Ahora es como un arma de destrucción masiva. Cualquiera le arrima un dedo ¡se lo come!
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