lunes, 17 de abril de 2023

El amor está en el aire.

Ha quedado una deliciosa tarde de primavera después de días aguantando los vendavales de Tramuntana. Esto me ha puesto de buen humor y he decidido a salir a dar una vuelta por Palma con Pascualita en el termo de los chinos colgado de mi cuello.

El salir a la calle y el grito de los vencejos estimuló mi autoestima. Me sentí pletórica, más guapa que nadie, Miss Mallorca vamos.

Los palomos de la plaza de España iban "de pica" como hacían, hace años, los hombres que salían de noche a ligar suecas. ¡Vaya! me dije, el amor está en el aire. - Y enderecé la espalda mientras me quejaba a la sirena: - Podrías haberme mordido el tetamen y ahora presumiría de pechuga. 

Caminé sin rumbo y acabé frente al mar. Allí la sirena se revolucionó. Me costó Dios y ayuda frenarla porque algo llamó su atención y se puso fuera de sí. Saltaba sobre la primera persona que tenía a mano y luego yo tenía que arrancarla con un tirón seco. Y así una y otra vez. La gente chillaba, sangraba, quedaban pelones, con hinchazones exagerados y yo quería irme de allí por si se les ocurría lincharme.

Y así,sin darme cuenta, llegué hasta la orilla. Una ola lamió mis pies y algo me rozó. Miré y salté tan alto como pude (que fue mucho como quedó plasmado en infinidad de teléfonos móviles) porque una tintorera! o sea; ¡UN TIBURÓN MALLORQUÍN! estaba junto a mi. 

La actitud de la sirena, mostrándole su dentadura de tiburón, era agresiva ¡se lo quería comer la muy chula!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario