martes, 18 de abril de 2023

Pascualita está que trina.

 Pascualita está fuera de sí porque ha tenido a mano una comida exquisita y por mi culpa, (según mi primer abuelito, la media sardina me culpa de no haber podido devorar a la tintorera de unos ¡dos metros!) se ha quedado en ayunas.

- Dice que ha sido parte de su dieta durante milenios. - ¿Siempre comiendo lo mismo? Menudo aburrimiento. - Bueno, también comían marinos que se tiraban de cabeza al mar para perseguir a las sirenas cantarinas, sin recordar que no sabían nadar. - Ay, no me lo cuentes, abuelito. Prefiero pensar que eran lindas y modosas muchachas que intentaban salvarlos.

- ¡Mira, Pascualita se parte de risa! Dice que no eres más tonta porque no te entrenas. Las sirenas cazaban y comían. Por eso existieron durante milenios. -

Desde la cocina llegó un claro OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO lanzado por un enojado Pepe el jibarizado, a quien el abuelito también entendía y que también fue comido.- ¡No es lo mismo!. Díselo. El no se tiró al mar... - Mira que eres obtusa, nena. Hale, me voy que tengo una prueba del nuevo sudario que me hace Oscar de la Renta.

Mientras despedía a mi primer abuelito, en la tele salió, por tropecientas mil veces, el vídeo de la tintorera en la orilla del mar y la rabia de la sirena contra mi se quintuplicó. No tuve más opción que comprarle medio quilo de sardinas en el mercado de Pere Garau. Eso la calmó un poco y pude dormir la siesta con relativa tranquilidad.

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