Ahora, además del peculiar saludo de la Cotilla cuando llega a casa, hay un nuevo "grito" para avisar que llega Pompilio. Se le ocurrió a Pepe el jibarizado que, pese a ser una cabeza hueca, la pensó y nos lo hizo saber.
De la cocina llegó su voz - OOOOOOOOOOOOOOOO - y como siempre, pasé de ella hasta que recordé la queja que me había echo sobre que no le hacia ni caso a lo que decía pese a tener razón ¿Pero qué voy a escuchar de un cascarón vacío reconvertido en llavero? ¿Acaso soy tonta? A ésta pregunta solo puedo contestar con mi abogado (si lo tuviera) delante.
Así que ésta vez presté atención. Sí, era el OOOOOOOOOOOOOO de costumbre y hasta que no apareció mi primer abuelito no entendí nada.
El ánima de mi querido abuelito llegó envuelta en el sonido estridente de tambores y trompetas marcando el paso a los penitentes y sus caperuzas puntiagudas, que para eso estamos en Semana Santa. El nuevo sudario cantaba saetas y tiraba confites gordos que ponían en peligro mi integridad física.
Cuando acabó la exhibición, el abuelito tradujo a Pepe: - Dice que cuando veamos a Pompilio aparecer con su nuevo aspecto, digamos: - ¡Hallegadoelorejudoooooooooooooooooooo! - ¡Que buena idea! (exclamé) - Y quedó institucionalizado el nuevo saludo.
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