sábado, 23 de septiembre de 2023

Ai, Deu meu...

 - Pascualita, no mires por el balcón Y tú, Julio Iglesias de tres al cuarto (le grité al árbol de la calle) ¡Vístete, jodío!

- No puedo. Estoy esperando a que me crezca la nueva corteza, cosa que me preocupa por si el frío llega sin avisar. - Te pasa como a la cigarra del cuento. Se le pasa el tiempo en cantares, juergas y divertimentos y finalmente la pilla el toro del invierno sin nada para comer en la despensa y muere de frío y de hambre... menos cuando lo cuenta Disney.

- No me compares con la cigarra (se quejó el árbol) Yo no zascandileo de acá para allá. - Pecas igualmente porque si tuvieras pies, lo harías. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿estás ,mirando el árbol, nena? jajajajajajajaja ¡Cuanta hambre atrasada tienes, boba de Coria! - Huy, que mente más suciaaaa, Cotilla No tengo pensamientos impuros ¡nunca!

Lo cierto es que viendo el tronco liso y hercúleo del árbol me entran sudores. Pero es que está de toma pan y moja, lo que no es raro porque se traga todo lo que se le pone a tiro. Ahora tiene una bicicleta que alguien dejó apoyada en él y se ha tragado la mitad. 

La voz del árbol de la calle sonó como canto celestial mientras cantaba el brindis de la Traviatta y me preocupé. - ¡Pascualita, muérdeme! a ver si se me pasa este muermo!

Ahora estoy dolorida, con un tetamen que ya quisieran las vacas del pueblo ¡y sigo pensando en el tronco terso de un platanero!

 

 

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