sábado, 31 de agosto de 2024

Paseo vespertino.

El calor sigue apretando. Para paliarlo pensé que sería una buena ocasión para sacar a pasear a los comensales de la Santa Cena. Así que, al despertar de la sagrada siesta, lo propuse y contra lo que creí que sería un sí unánime, opusieron un temor a lo desconocido debido a los más de dos mil años que llevan sin pisar una playa.

Insistí una y otra y otra y otra... vez hasta que dijeron sí por agotamiento. Me puse de tiros largos, metí el cuadro de la Santa Cena en una bolsa del súper junto con una botella de agua y... ¡el termo de los chinos ante la insistencia y sobretodo el temor a la peligrosa dentadura de tiburón que exhibió Pascualita.

La vista del mar y el maravilloso espectáculo que apareció ante nosotros calmó los malos presagios y nos dispusimos a disfrutar el momento.

El comensal de las treinta monedas quiso comprar la playa. Me dio un ataque de risa: - Con ésto no tienes ni para empezar. - Los comentarios fueron para todos los gustos, mayormente de pitorreo: - ¡Envidia cochina es lo que tenéis! - Se armó la marimorena, momento que aprovechó Pascualita para saltar del termo de los chinos a la arena de la playa y reptar hacia un grupo de gaviotas que estaban en pleno chismorreo sobre el romance de una de ellas (que no estaba) con un chulito cormorán,

Al primer ataque se saldó con un  mordisco en uno de los muslos de la gaviota más cercana y un brusco aleteo acompañado de un serial de graznidos mientas alzaban el vuelo apresuradas, todas menos la mordida.

Dos horas más tarde, ya de vuelta, pasamos por el mismo sitio. Periodistas, municipales, curiosos, llenaban la playa fotografiando a la gaviota que posaba mostrando, muy sexi ella, un muslo descomunal

viernes, 30 de agosto de 2024

Poner la lengua en remojo.

La abuela vino dispuesta a hablar y eso fue lo que hizo, no paró durante horas de cotillear de sus vecinas y conocidas millonetis. Me ahorre los dos euros con setenta céntimos que vale el HOLA.

Cuando, por fin, se acabó el agua caliente con hierbas le llegó el turno a las ensaimadas acompañadas del chinchón on the rocks que saqué de la nevera. Poco a poco, se nos fue desatando la lengua a la Cotilla y a mi hasta que, al igual que a la abuela, se nos hinchó hasta no caber en la boca ¡con la de cosas que teníamos aún que contarnos!

El mayordomo inglés, con su actitud , distante y ceremoniosa, puso delante de cada una de nosotras, unos vasos con agua fresca en los que metimos las respectivas lenguas en remojo para darles un descanso merecidísimo. Momento que aprovechó Geoooorge para quitarse los tapones de los oídos, sentarse ante la tele a ver la Vuelta a España y quedarse dormido como un ceporro.

Anochecía cuando el rolls royce partió con la abuela, rumbo a la Torre del Paseo Marítimo que, a esas horas parecía el traje de luces de un torero. Antes de que el coche arrancara la abuela, por señas dijo: - "¡Mañana no te me escapas!" - Y por el mismo procedimiento, le dije: - ¡Estaban muy buenas las ensaimadas!

 

jueves, 29 de agosto de 2024

Estoy preocupada.

La Cotilla ha mantenido una conferencia de tres pares de narices, con la abuela. Creo que está intentando que me pongan la camisa de fuerza y así, quien se quedaría con la Torre del Paseo Marítimo de los abuelitos, sería ella. - ¡Por encima de mi cadáver! (grité, a pesar de que todo eran elucubraciones mías)

La Cotilla saltó como un gamo del susto que le di. - ¡Ay, la madre que te parió! Menos mal que ahora vendrá tu abuela y veremos lo que hace contigo. 

Quedé muy preocupada a pesar de que mi primer abuelito apareció a mi lado. Elegante como no hay otro igual, con su nuevo sudario echo de arena de las profundidades del mar Egeo que Pascualita reconoció de inmediato y se acercó para sentir su olor y disfrutar, o no porque éste bicho es lo más raro que parió madre... ¿O saldría de un huevo?

El caso es que los recuerdos la enternecieron y de sus ojos de pez rodaron unos lagrimones que acabaron en el suelo, se deslizaron hasta el balcón y cayeron al alcorque del árbol de la calle.

El rolls royce aparcó en la parada del bus, como es natural y se produjo el concierto habitual de pitos. Al abrir la puerta de casa lo primero que entró fue el aroma, inigualable, de las ensaimadas recién sacadas del horno. 

El mayordomo inglés, Geooorge, dispuso la mesa como si viniera a tomar el té el rey de Inglaterra. Colocó las tazas de porcelana fina de la abuela (dice que no es lo mismo que tomarlas en tazas de duralex. Ya ves tú cuanto cuento solo para beber agua caliente con hierbas)

De momento todo iba bien... y mi primer abuelito, vigilando. 

 

miércoles, 28 de agosto de 2024

¡Dos días ausentes!

He cogido por una oreja a Pompilio cuando pasaba a toda pastilla por mi lado. Al no estar acostumbrado a que le pasen éstas cosas, chillaba como una rata pensando que le iba a caer la del pulpo.

Ni que decir tiene que todos los personajes de casa perdían el oremus para llegar los primeros al comedor y no perderse nada de la ejecución.

Las bocas abiertas de todos, sumada a una expresión bobalicona, nos dieron a entender que no habría nada de eso. - ¿Qué ejecución? - ¡¿?! - ¡Ah, pero, no..! - ¡NO!- ¡Avemariapurísimaaaaa! ¿Ya estas hablando sola otra vez? Así cómo vas a encontrar novio. - Quise disimular: jejejejeje Hay que ver el vicio tan tonto que he cogido...

- Si no lo vamos a ejecutar (preguntó el comensal de las treinta moneda de la Santa Cena) ¿por qué grita tanto el duende de los calcetines perdidos? - Vaya usted a saber (contestó la Cristalera) ¿No querrá que nos explique ahora, las guerras púnicas?

Pompilio chillaba con tanta potencia que decidí hacerlo "Trompeta de Pregón", trabajo que no le afectaría al suyo vitalicio de los calcetines.

Una vez decidido ésto, me aclaré la garganta, tapé la boca a Pompilio y dije, a pesar de la presencia de la Cotilla: Debo deciros que... (de repente me emocioné) ¡snif!... hace DOS DIAS que nadie puede leernos... ¡snif!... El Servidor del ordenador se ha ido a por tabaco y no ha vuelto... ¡buaaaaaaaaaaaaa! - No pude seguir. 

El silencio era tan grande que ocupaba toda la casa. Pascualita se zambulló hasta el barco hundido de la pila de lavar del comedor y se encerró en el. 

La Cotilla movía la cabeza diciendo: - Estás como una cabra, nena. - porque ella, como es natural, no se entera de la misa, la media.

domingo, 25 de agosto de 2024

Alemanes depredadores.

Al despertar de la siesta los ciclistas de la Vuelta a España seguían pedaleando bajo un sol de justicia. Imaginándome el calor que debían soportar los ojos volvieron a cerrarse y caí, de nuevo, en brazos de Morfeo. Que atento es el tal Morfeo.

En el duermevela apareció un llamativo rótulo que decía así: Alemanes depredadores. 

El entusiasmo de los locutores anunciando al próximo ganador de la etapa me despertaron y no fue hasta más tarde cuando me vino el extraño rótulo a la memoria. - Pues sí que lo he leído bien, (me dije mientras una beatífica sonrisa se pintó en mi cara) sería Animales depredadores, claro jejejejejejeje Se nota que estaba traspuesta.

Fue pasando la tarde. Bajó el calor y el mar nos regaló una brisa suave muy agradable. 

Sentada en el balcón, con los pies descalzos colgando en el vacío, ojeaba el periódico del día e iba comentando las noticias de la crónica negra con los personajes de casa: - A ver qué dice ésta: taxista, de 71 años, apalizado por cuatro salvajes... huesos rotos... se pregunta ¿por qué? - Las bolas de polvo que se meten por todo pero no se enteran de nada y opinan como el que más, gritaron: - ¡Habrán sido los de las pateras! - Aquí pone que eran ¡policias alemanes, borrachos! 

- ¡Ostras! ¿no será que el borracho es el periodista?  

Discutimos largo rato hasta agotar el tema. Seguí leyendo: - Chico de veinte años... muerto por súper yate a velocidad indebida... pasó SOBRE la barca en la que estaba pescando... - ¡Esta vez sí que han sido los de las pateras! - Aquí pone: ¡Alemanes borrachos huyen ...!

El silencio se hizo espeso. Las mentes de casa recolocaban la palabra HUYEN en sus extraños cerebros - ... ¿Huyen?...

Se acabó la reunión. Hay cosas difíciles de comprender.

sábado, 24 de agosto de 2024

El consejo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Estoy cansada de dar vueltas por Palma en busca del pez que se comió mi falange. - ¿Quiere encontrarlo en plena calle? ¡Es un pez y necesita agua, Cotilla! - Ese bicho es una mala bestia y se alimenta de odio. - ¡Ostras, que frase!... ¿Ha preguntado en la tienda del señor Li? 

Por la cara que puso no lo había echo. - ¿Qué pasa? por preguntar no cobran. - Ya... - ¿Tiene miedo de la Mafia china? ¡Pero si es un bulo ciudadano! jajajajajajaja (Me lo estaba pasando en grande) No tendrá... ¡miedo! - ¿Yooooo? jejejejejeje Prefiero buscar primero en otros sitios... - ¿Por ejemplo? 

Harta de oírme, dio media vuelta y se encerró en su cuarto. Segundos después el Alarido salió de nuevo a recorrer las calles del barrio, chocando contra la paredes para esparcirse más aún: - ¡Seré internacional! (gritaba, convencido) 

Entré en el cuarto de la Cotilla al tiempo que ella salía. Fue un choque de trenes en toda regla. Patidifusas quedamos las dos y a punto de estirar la pata. Menos mal que mi primer abuelito siempre está al quite y volví en sí. - El pez feo está bajo la cama (dijo mientras intentaba disimular la risa) - ¿La piraña?

Ahí estaba, en la pecera donde fue encontrado por la Cotilla, con poca agua y más muerto que vivo. - No ha comido nada desde lo del dedo porque no puede digerirlo. La uña es como la garra de un águila real. Habrá que operar. - ¡A mi no me mires!

Los personajes de  la casa no supieron que decir, menos mal que tenemos a Pepe el jibarizado que puso las cartas sobre la mesa: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO (hay que abrir, limpiar, enharinar, freír y comer. Y guardar la uña que, una vez tratada, podrá usarse como colgante)

 - ¿Qué otro consejo puede esperarse de un jíbaro, reductor de cabezas?... Pues eso.


 

viernes, 23 de agosto de 2024

No sé como va a acabar ésto.

A oídos de la Cotilla ha llegado aquel rumor sobre el señor Li y el pez feo que encontró ella en la calle. Y montó en cólera. Se acordó hasta de la madre de Fumanchú. No había quien la callara. Los gritos sobrepasaban los decibelios permitidos por el Ayuntamiento. Los vecinos protestaron. Ella, desde el balcón, mostró su dedo truncado haciendo movimientos exagerados.

Desde la distancia que hay del balcón a la acera todo se veía y oía, confuso y se dijeron cosas como éstas: - ¿La Cotilla nos está haciendo una peineta? - Creo que sí. - Noooo. Que vaaa. Nos enseña un dedo. - ¿Un dedo? ¡¡¡Pues yo le enseño dos!!! - No te sulfures, Manolo, que te subirá el colesterol. - ¡Ya lo he subido yo ésta mañana a casa! He traído tres coles.

Aquello se convirtió en un desbarajuste que desembocó en un altercado subido de tono. Razón por la cual, alguien llamó a los Municipales que se presentaron haciendo sonar la sirena de los coches. El despliegue fue tan espectacular que los vecinos aplaudieron a rabiar. - ¡Olé, olé y olé los municipales guapos!

Bajé a la calle para verlos de cerca y preguntar si había candidatos a hacerme un bisnieto para la abuela pero no me dio tiempo a abrir la boca porque Bedulio se plantó frente a mi con la libreta de multas en ristre. - ¡Se te va a caer el pelo por haber montado este sarao! - ¡Ha sido cosa de la Cotilla que está de mal café desde que se le comió la falange el pez feo! - ¡Me importa un rábano! Ha sido en tu casa y... - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOOO!!! (grité)

Y mientras Bedulio corría calle arriba despavorido, el señor Li venía calle abajo silbando una melodía de su tierra llena de almendros y cerezas en flor que se comían a las carpas enormes que vivían bajo un puente milenario y cantaban el equivalente a ¡Para ser conductor de primeraaaaa, aceleraaaaaaaaa, aceleraaaaaaaaaa...!


 

jueves, 22 de agosto de 2024

Querido abuelito.

Menudo enfado lleva la Cotilla porque, además de no haber sacado ninguna ganancia de su desgracia" dice que la culpa es mía porque no le he dado bombo y platillos a la noticia. - ¿Qué quería que hiciera? - Contarlo a los cuatro vientos. No todos los días se pierde la primera falange de un dedo tan importante... - Pues como los otros... - ¿Ah, sí? Dime, ¿con cuál te hurgas la nariz? ¿cuál empleas para llamar a un timbre?... - ¡Vale, vale! - Además ocurrió en TU CASA. - Pero en SU HABITACIÓN, Cotilla. - A partir de aquí vino una larga e inútil discusión porque no llegó a ninguna parte.

Quien sí llego fue mi primer abuelito echo un brazo de mar de lo elegantísimo que estaba con su nuevo sudario, firmado por Paco Rabanne. Era pura música que saltaba arriba y abajo sin tocar nunca las mismas notas. Me extrañó: - ¿Cuántas notas hay? - ¡Son miles las de las civilizaciones pasadas y olvidadas! 

Bailamos durante horas. Paramos porque las COFRE nos obligaron. - ¡Hay mucho por barrer y fregar! - No nos importó porque habíamos sido tan felices como si él no fuera un ánima del Más Allá. - Gracias, abuelito. - Gracias, nena.

Sonó el teléfono y se acabó la magia. - Hola,... jefe - No vendré a... trabajar... Se ha muerto ... la abuela... ¿Cómo que ¿otra vez? ... ¿qué cuántas tengo?... Ahora una menos. Sí, sí... todavía me quedan algunas... Son bisabuelas... ¡Ah! y una tatarabuela... Sí, nos veremos mañana, después del funeral, en El Funeral... Adiós, jefe.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Todo tiene su explicación

 Demostrando que la Cotilla no es santa de su devoción, el árbol de la calle se ha pasado la mañana cantando: Cinco deditos tiene la lobaaaaa... ¡huy, perdón! CUATRO DEDITOS Y MEDIO tiene la Cotillaaaaaa...

Al final me hice una tortilla de aspirinas para vencer el dolor de cabeza: - ¡Calla de una vez, jodío! La Cotilla no te oye ... - ¡Cantaré más fuerte! - ¡¡¡BASTAAAAA!!! o llamaré a los operarios de Parques y Jardines para que te arranquen de raíz. 

Un clamor salió del interior de la casa: - ¡Ya podrías haber llamado antes!.

Desde la cocina llegó el OOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado  para contarnos, sin venir a cuento, lo guapo que fue en vida. Le envidiaban todos los jefes de las tribus vecinas, incluso el suyo. Querían parecerse a él y pensaron que si se lo comían su belleza pasaría a ellos.

El brujo de una de las tribus habló: - Es guapo, sí, pero no le persigue ninguna mujer y a vosotros, sí. Es un misterio. 

Esa idea se coló en los cerebros de los jefes y no podían dormir por las noches, en cambio, de día no tenían ese problema. Las vacas se enfadaron y mugieron hasta que alguien les preguntó qué les pasaba: - ¡Queremos seguir con el mismo horario de ordeño de toda la vida! - Un "moderno" dijo: ¡Que antiguas sois, por dios! - La "antigua", cabreada, embistió y ese fue el principio de las corridas de toros, allá en Papúa Nueva Guinea.

El "moderno" cayó de cabeza y se le aclaró el misterio de Pepe el jibarizado. Adoraba tanto su belleza que las mujeres se apartaban de él asqueadas de oírle decir: - ¡Que bonico soy, jodío!


martes, 20 de agosto de 2024

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar...

La Cotilla ha perdido la primera falange del dedo índice de la mano derecha. Se la comió el pez feo cuando éste, pillándola desprevenida, dio un salto repentino y se lo arrancó. Y tragó, por supuesto.

El Alarido todavía anda corriendo por las calles de la ciudad, chocando contra las esquinas, marchándose lo más lejos posible de semejante fiera corrupia.

Tuvieron que venir los bomberos y los sanitarios. Unos para llevarse al pez feo, los otros para detener la hemorragia de la pobre Cotilla que, entre grito y grito, me dijo que era ese pez quien le había dejado la cabeza monda y lironda. Naturalmente, le di la razón.

Por el barrio se ha extendido un rumor... Se dice que la piraña fue colocada con su pecera cerca del contenedor del súper, por un chino... No sé si será verdad pero no me extrañaría que fuera una venganza por las cosas que la Cotilla ha "encontrado" cerca de la tienda del señor Li y se las ha llevado por la patilla.

Mi primer abuelito, sabedor que la Cotilla tuvo algo que ver, junto con la abuela, con su entrada en el Más Allá cuando aún no le tocaba, disfruta como un niño con zapatos nuevos. 

Después de la siesta, Pascualita y yo compartimos un helado de chocolate y comenté: - A la abuela no le ha hecho ni pizca de gracia lo de la Cotilla jejejejejeje ...

La sirena dejó de pringarse y puso toda su atención en mis dedos. Salí corriendo al recordar que la abuela y ella son amiguitas del alma.

lunes, 19 de agosto de 2024

Mi primer abuelito disfruta.

Durante unos días di de comer al pez feo de la Cotilla que seguía en la pila de lavar del comedor. Me pareció que tenía demasiados dientes y no me acerqué demasiado. Por otro lado, Pascualita ya estaba harta de la garrafa y me apremiaba para que la trasladara a su hábitat casero del comedor.

Finalmente, la Cotilla se recuperó del ataque del " bicho invisible" como decía ella. - Mira que me ha atacado veces en estos últimos años y todavía no he podido verlo... ¿Y tú? - Tampoco (dije con la boca pequeña) - Tendrías que fumigar la casa, nena.

-  ¿Y cuándo dice usted que va a llevarse el pez que trajo? - No he dicho esta boca es mía, boba de Coria. Además, ahí no molesta. - Yo lo decía por si quiere ponerle una nota exótica a su piso. Los guiris suelen apreciar mucho éstas cosas. - ¿Ah, sí?... - Sí. Daría categoría al piso. Incluso podría pedir más dinerito. - ¡Me lo llevo ahora mismo!

En un visto y no visto tuvo metido al pez en la pecera: - ¿Has visto que bonito es mi Pichurri? - ¿Quién? - El pececito, nena, que pareces tonta. - (Otra que necesita gafas, dije para mi. La "otra" es la abuela que ve guapísima a Pascualita)

Poco tiempo después, la sirena estuvo nadando en su pila del comedor. Mi primer abuelito apareció sobre la lámpara del comedor con una sonrisa de oreja a oreja.. - ¿Qué pasa? (pregunté mientras admiraba su nuevo sudario repleto de peces luciendo dientes y lanzando mordiscos al aire) - Entonces, un alarido estremecedor, bajó dando salto por la escalera hasta salir a la calle y desaparecer por una esquina. 

- ¿Es la Cotilla, abuelito? - Sí, nena. LA PIRAÑA HA MORDIDO.

Lo miré con cariño y no pude por menos que sonreír: - ¡Que jodío!

domingo, 18 de agosto de 2024

Problema solucionado.

Tengo que salvar a Pascualita. Está en el fondo de la pila de lavar del comedor, encerrada en el barco hundido. No sé cuanto tiempo podrá aguantar sin agua de mar.... Tengo que alejar a la Cotilla ¡No puede descubrir a la sirena o, esta misma noche, la cambiará por cualquier cosa en el trapicheo!

Los pitos de la calle anunciaron que el rolls royce de los abuelitos había aparcado en la parada del bus. ¡Aleluya! (pensé) El sonido de la llave en la cerradura me supo a música celestial. - ¡Abuela, Cotilla, escondeos que viene la Mafia China con ganas de jarana!

Salieron las dos zumbando camino del cuarto de la vecina y pude sacar el barco hundido y meterlo en el bolsillo. Luego me encerré en el cuarto de baño y puse el pestillo. Saqué a Pascualita, que estaba dando sus últimos estertores y la sumergí en el agua de mar de una de las garrafas que siempre tengo llenas.

Poco a poco, la sirena fue volviendo en sí. Le recité la receta de las rosquillas de anís, para tranquilizarla, como si le estuviera contando el cuento del Gallo Kirico porque, en ese momento, no me venía a la cabeza. 

Llamaron a la puerta: - ¡Nena, que es para hoy! - Un momento, Cotilla... ¿Por qué no va al baño de su casa? - Está llena de turistas. - "Nena ¿ya has bebido chichón ésta mañana? No hay Mafia que valga ¡Abre!" 

Metí a la sirena en mi escote y abrí. La Cotilla entró en el baño a paso de carga: - ¡Ya era hora, cooooñe! - Me empujó con fuerza para apartarme de su camino y, al hacerlo, Pascualita se vio en el espejo del lavabo ¡y se abrieron las puertas del Infierno!

La sirena atacó al bicho que la amenazaba mostrando la dentadura de tiburón. Saltó sobre él pero la cabeza de la Cotilla se interpuso y la dejo monda y lironda en un santiamén, entre gritos de espanto y rugidos de guerra.

sábado, 17 de agosto de 2024

La Cotilla, otra vez.

La ida de Pascualita a vete tú a saber dónde, acabó pero, desde entonces no me quita el ojo de encima. Es como si me viera por primera vez. Y enseña su dentadura de tiburón con más frecuencia que antes... ¿Estará, otra vez, en celo?

¿Qué debió pasar por su cabeza aquel día? Sin duda recuerdos agradables de cuando era una dulce sirenita, protegida por sus papás a muchos metros bajo el mar. Pero hay momentos que me mira y se relame. Entonces me siento como un bollicao a la puerta de un colegio y un escalofrío recorre mi espalda.

He hablado de ello con la abuela: - Geoooorge, dile a mi abuela que se ponga al teléfono. - Madame decir que no estar... - ¡Uep!GeoooorgeBrexit... - Desde que se ha demostrado que el Brexit no es lo que parecía para su país, no aguanta que le llame así y claudica: - "¿Qué le has dicho a mi mayordomo, nena?" - Nada... Creo que la sirena me quiere comer... En el mal sentido de la palabra, abuela. - "Sí, hija, sí ¿No ves que tendría un empacho?" - Lo pensé un momento y comprendí que la abuela tenía razón.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Mira que he encontrado junto al contenedor de basura del súper. - Y me enseñó una pecera redonda con un pececillo, bastante feo, dentro. Me temblaron las piernas.

-  Lo meteré en la pila de lavar del comedor que, al fin y al cabo, solo sirve para tener algas.- Tiene agua de mar... - Otra rareza tuya. - Quitó el tapón de la pila y echó dos cubos de agua del grifo ¡y al pez!.- Cotilla ¿recuerda a su Ataulfo y lo poco que duró? Creo que no es lugar para peces...

Lo peor es que la Cotilla no se iba y peligraba la vida de Pascualita...

 

 

 

 

 

 

 

2 -

viernes, 16 de agosto de 2024

¿Dónde estás, Pascualita?

Sentada en el borde de la pila de lavar del comedor, Pascualita ha adoptado la figura del Pensador. Lleva horas así y tengo la impresión de que solo es una carcasa vacía. Su mente vaga por espacios antiquísimos en busca de vidas pasadas.

Recordó que alguien, en milenios anteriores, contaba a las sirenitas historias terribles e imposibles, de sirenas que perdieron su condición de tales por correr detrás de un ¡humano! y acabar sucumbiendo, solas, en alguna playa desierta de Ninguna Parte.

De repente un día su boca de abrió para decir: - ¿Cómo puede alguien enamorarse de su comida? - ¡Bravo! (gritó su profesora) A partir de aquí, si te sientes atraída por lo que no puede ser, pregúntate si te enamorarías de un bistec ¡No. Claro que no! - Y el mar se llenó de algas bailando la danza del vientre.

Ese día conoció la técnica de cazar la comida y se puso como el Quico de calamares. 

Fueron jornadas en las que aprendió muchas cosas. Entre ellas, a cantar.  Nadie pensó que una sirena de cuarta clase como era ella: pequeña, sin ningún atractivo. Ni siquiera tenía una melena de corales sino unos escasos pelo-algas nada favorecedores que aún la siguen "adornando", tendría algo bueno. Pues sí. Tenía una voz envolvente que le sirvió para darse buenos atracones con sus amigas, algunas de las cuales no podían esconder que la envidia las corroía. 

Enseguida vio que era nocivo tenerlas cerca y comenzó a frecuentar la carne de sus antiguas compañeras. No estaba mal. Aunque era mejor la de los marineros que, hechizados por su voz, saltaban al mar para apresarla. Sus carnes estaban adobadas con licores y Pascualita, pronto fue reconocida por los suyos como una gourmet de primera categoría.

jueves, 15 de agosto de 2024

Pascualita se añora...

La DANA deja agua por un tubo. Hay que ver la capacidad que tiene de regar a todo bicho viviente lanzándole toneladas de agua. - ¡Hay que ir al aseo más a menudo, señora DANA, que luego todos pagamos su pereza! (ha dicho la Fregona mirando a las nubes negras que se pasean de acá para allá por el cielo de Baleares)

El que respira tranquilo es el árbol de la calle. - Tengo el alcorque inundado pero no se me ha llevado el viento ¡Yujuuuu! - El comensal de la Santa Cena, de las treinta monedas, se tira de los pelos viendo como toneladas de agua buena se van por las rieras camino del mar sin que se pueda ganar ni un céntimo con ella. - ¡Guardarla en botijos para cuando haya sequía! 

Pascualita se ha enterado del desastre de barcos hundidos en Formentera y está más enfadada que un mono porque no ha podido participar en el festival acuático. Me lo ha dicho mi primer abuelito que ha venido a enseñarme su nuevo sudario de DANAS, lleno de truenos, relámpagos y chaparrones.

- Dice que, en sus tiempos, fue de las sirenas más bulliciosas. En cuanto el mar se encrespaba no paraba de cantar para que los marinos en apuros se tiraran al mar en su busca. Eran días de grandes comilonas en las simas abisales. ¡Eso eran comidas! (dice) No lo que le das tu: pienso y más pienso ¡Pura porquería! Nunca pensé que la vida podía ser taaaan aburrida... - ¡Que desagradecida! ¿No querrá un atún de treinta kilos cada día?

 

 

miércoles, 14 de agosto de 2024

Una DANA nos ataca, la muy jodía.

Creí que lo que entraba por el balcón, abierto de par en par, era cante hondo e, inmediatamente, de mi salieron unos olés de acompañamiento hasta que una rama del árbol de la calle se estrelló contra la Cristalera. Esta soltó un ¡Ay! al sentirse golpeada pero fue una nota discordante y se acabó la magia.

Mi primer abuelito apareció flotando a un palmo sobre la lámpara del comedor. - Nena, te está equivocando... - No, se ha equivocado la Cristalera. Ya sabes que es un poco sosa. - El árbol de la calle no canta. Tiene miedo porque viene una DANA. - ¿Quién es esa? Por cierto, ¿te estás probando un nuevo sudario? - Si. Voy lleno de alfileres. Menos mal que soy intangible y no me pincho.

El árbol de la calle gritó: - ¡Nena! amárrame a tu balcón que no quiero que me arranquen de mi alcorque. ¡Tengo mucho miedo, buaaaaaaaaaaaaa! - ¿? - Son vientos huracanados, más chulos que un ocho que cuando montan peleas arramblan con todo lo que tienen a mano ¡Lo destrozan todo ¡Y TENGO MIEDO!

Pascualita, desde mi escote, escuchaba atentamente, mientras no dejaba de mirar hacia la costa. Sus pelo-algas estaban erizados y el esbelto cuerpecillo listo para atacar con la dentadura de tiburón por delante. Ella había conocido muchas DANAS en su larguísima vida. 

- Saldremos de ésta, árbol... ¿Saldremos de ésta, Pascualita?

 

martes, 13 de agosto de 2024

Mañana será otro día.

El rolls royce de los abuelitos aparcó en su "aparcamiento habitual" Inmediatamente sonó el clásico concierto de pitos, cada vez más afinado. GeorgeBrexit, el mayordomo inglés de los abuelitos, se presentó en casa con un enorme melón Piel de Sapo en brazos.

Se veía claramente que pesaba más el melón que él. No quise hacer sangre... bueno, un poquito, sí. - Tantas paellas con té no pueden ser buenas, inglés. - Se puso colorado como un tomate. - ¡Paellas mías ser very good! - Sí, hijo, sí. Para ti la perra gorda jejejejejeje Por cierto ¿quiéres una tacita de té, guapito? No me extraña que languidezcas tenido el estómago lleno de agua caliente.

Poco después Geooorge fue al cuarto de baño. Necesitaba vaciar la vejiga con urgencia pero... se encontró con la fregona haciendo guardia. Iba y venía, con paso marcial, por delante de la puerta abierta de par en par que dejaba ver el suelo recién fregado. - ¡Plis, plissss, plissssssssssssssssssss! ¡Ser urgente! - Pero la fregona no tuvo ninguna compasión por el bebedor de agua caliente con hojitas. - ¡Oh, noooo! ¡Mi soltarlo here! - Ni se te ocurra, forastero.

Un rato después todo había terminado: el suelo estaba seco; el riñón de Geoooorge daba latigazos; sus pantalones de tenían un cerco mojado con las cuatro gotas primeras que se  le escaparon, aunque sin llegar a caer al vacío y qué el mayordomo trataba de tapar con las manos.

La escoba, que ya había terminado su jornada laboral, pasó a recoger a su amiga y juntas salieron camino del Sindicato de su gremio donde había baile y cena de compañerismo. - ¡¿Y el melón?! (gritó Pepe el jibarizado desde su estantería de la cocina) - Según mi primer abuelito, la sirena dijo: - Ponedlo en la nevera. Mañana estará fresquito.

lunes, 12 de agosto de 2024

SIGUE LA ILUSIÓN.

Sentados en la salita, delante de la tele, todos los de casa nos preguntamos, compungidos ¿Y ahora, qué? ... ¿Cómo vamos a poder dormir plácidas siestas si no tenemos en pantalla las evoluciones de los olímpicos?

Un suspiro de profunda desesperanza sale de nuestras gargantas. Cerramos los ojos e intentamos poner la mente en blanco, así, por las buenas... No es tan fácil... Ni siquiera Pascualita lo consigue. Entonces, agotada su paciencia, ataca a la tele estrellándose contra ella con ayuda de su hermosa cola de sardina que actúa como lanzadera. Se oye un cric, cric que no augura nada bueno, cuando los dientes de tiburón chocan contra la pantalla.

Nuestros ojos se abren de par en par - ¿Se ha roto? (preguntan los comensales de la Santa Cena) - Contenemos la respiración. En la salita solo se escucha el vuelo de una mosca soñolienta camino de una boca abierta que, casualmente, es la de la sirena gritando ¡Aaayyyy! al caer de bruces contra el suelo. Bueno, un poco de alimento después de dos golpes siempre viene bien. ¡Y se la zampó!

En ese momento la tele volvió en sí del susto porque no se esperaba un asalto de tal calibre. Parecía contenta de haberse librado de quedar para el arrastre y nos dejó escuchar unas palabras que nos devolvieron la ilusión de seguir teniendo gloriosas siestas: ¡El anuncio de LA VUELTA A ESPAÑA DE CICLISMO QUE ESTA AL CAER!

domingo, 11 de agosto de 2024

¡Esa boca!

No me he repuesto del (o la) Maratón de ayer cuando, esta mañana me he enfrentado a otro: el de las mujeres. ¡Esto es un no parar! Tengo agujetas hasta en las pestañas. Africa, como tiene por costumbre, ha pasado por encima de los demás Continentes y, encima, batiendo records.

La Cristalera no ha podido cerrase en todo el día, la pobre. Hasta mi primer abuelito ha terminado jadeando. - Menos mal que las Olimpiadas son cada cuatro años (le dije, haciendo un esfuerzo) - ¿Menos mal? ¿Tú sabes lo deprisa que pasan los años en el Más Allá? Cuando empiecen otra vez, aún tendré agujetas en algún lugar de mi espíritu. - Lo siento, abuelito...

La única que no parece afectada por tanto "movimiento olímpico" ha sido la Cotilla porque no se le ha visto el pelo por casa. Menuda bronca me ha dado en cuanto ha llegado: - ¡Cierra el balcón, boba de Coria! ¿Quieres que nos entre el calor a calentarnos la casa? ¡Cierra, te digo! - y de un patadón ella misma se ha encargado de hacerlo.

Había que oír lamentarse a la pobre Cristalera: - ¡¡¡AAAYYYAAAAYYYAAAAYYYY!!! -  Después vinieron los improperios en plan arrabalero. Al final tuve que lavarle la boca con lejía: - ¡¡¡GR344fwtr45 2423 cvsjr¡¡¡¡ PUAG!!!

 



 

sábado, 10 de agosto de 2024

La Maraton.

Plantada en medio del comedor he dado un berrido llamando a tod@s los personajes de la casa: - ¡¡¡Quien no esté aquí en dos segundos, no saldrá en la foto!!! - Y acto seguido tod@s hicieron acto de presencia ante mi. Nunca pensé tener tal poder en mi voz. Hasta mi primer abuelito apareció ipso facto.

Con todas las miradas puestas en mi, las bocas se abrieron: - ¿Una foto?- ¡Yo quiero salir! - ¿Es para el Hola? - ¡Que ilu! - ¡Quiero siete copias! - ¡Espero que me saque el lado bueno! - ¡Y yo con éstos pelos1 ... Aquello se convirtió en un guirigay y tuve que intervenir: - ¡SILENCIO! Nadie hará ninguna foto. Solo es un modo de hablar... ¿a dónde vais?

Fueron pocos los que se quedaron: el árbol de la calle porque aún no ha aprendido a andar; la Cristalera, los comensales de la Santa Cena y pare usted de contar... Ni siquiera Pascualita que volvió a meterse en la pila de lavar del comedor llena de cubitos de hielo para mitigar el calor.

- Quería deciros que hoy correremos la Maraton. Espero que todos estemos a la altura, en homenaje al soldado que la instauró, muy a su pesar, siglos atrás. - ¡Oh, no! (se quejó el árbol. El calor y los años lo han vuelto quejica) Cada cuatro años lo mismo. ¡Ya no estoy para esos trotes, nena! - Animo. Todo sea por la tradición.

Puse un espejo de modo que se viera la pantalla de la tele desde el comedor. Y el árbol acercó una rama a la ventana de la salita. Después me acomodé en el sofá junto con una jarra fresquita de chinchón on the rocks. Encendí la tele. Pascualita llegó por los aires a mi regazo atraída por el licor. Y todos nos dispusimos a sufrir calambres en las piernas a medida que fueran pasando los 42 kilómetros de rigor.

Por supuesto, todos íbamos con el etíope de turno.

 

jueves, 8 de agosto de 2024

El famoso EX desaparece de nuevo... ¿por una alcantarilla?...

Los de casa estábamos todos arremolinados frente al televisor aunque, ésta vez, no mirábamos los Juegos Olímpicos sino la posible aparición de un Ex especializados en huidas-sorpresa.

Los comensales de la Santa Cena han empezado a disfrutar de la Libertad y están todo el día dando a vara con ello desde que salieron del cuadro para ver como le ponían, al atleta de Papúa-Nueva Guinea, la medalla de oro. 

Ahora no hay quien los meta en su sitio. -  ¡Han sido dos mil y pico de años sin LIBERTAD! - Cuando cuando estaba a punto de coger alguno, tomaba las de Villadiego - Pues a ver que digo yo si alguien me pregunta dónde han ido a parar los que cenaban. Venga, no os hagáis los remolones. - Sin embargo, ahora que los tengo a mano estoy centrada en ver si descubro el truco que se gasta el mago... (tiene que haber alguno) para hacer desaparecer al famoso EX.

El caso es que el sofá de la salita cada día es más pequeño y últimamente, no cabemos todos. Le he pedido, por favor, a la escoba que barra más a menudo porque las bolas de polvo proliferan como las setas en otoño: - ¡¿Con éstos calores?! (y no dijo más)

De repente salió el EX en pantalla, camino de un estrado al que tenía prisa por llegar. Y así fue la cosa: paso al trote, discurso de andar por casa, despedida y, otra vez, prisas para salir por un pasillo en compañía de un señor que, al parecer, es el mago... o el ayudante del mago y...¡RAMPATAPLAMMMMM! el EX desapareció ¡¡¡¿Cómo?!!! (gritamos todos en casa)

Esta vez fue la locutora de turno quién nos respondió, intentando que no se le notara mucho que se aguantaba la risa: - Esto quisieran ... jiji... saber los... jiji... Mossos...

miércoles, 7 de agosto de 2024

¡Artistaaaa!

Estaba siendo una mañana tranquila hasta que, desde la cocina salió un ¡¡¡OOOOOOOOOO!!! espectacular.  Pepe el jibarizado gritaba con tal cantidad de decibelios que la pared de la despensa se agrietó.

Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor a mi escote y sus inexpresivos ojos de pez miraban hacia la cocina. ¿Estaba preocupada o era simple curiosidad?

Las COFRE corrieron a refugiarse bajo el sofá de la salita donde apenas tuvieron sitio por la cantidad de bolas de polvo que habían llegado antes.

Las dos caras de la Cristalera, nerviosas, no se ponían de acuerdo en si cerrarse... o no. El árbol de la calle zanjó la discusión. - Si cerráis os haré añicos con un golpe de rama. ¡Quiero escuchar lo que pasa!

Es difícil de creer lo que vimos la sirena y yo cuando entramos en la cocina: ¡a la cabeza jibarizada dando saltos en su estantería! Espantada, grité: - ¡Qué alguien llame a 061. Es una Emergencia!

Mi primer abuelito apareció llevando un sudario lleno de alfileres. - Estaba con Oscar de la Renta en una prueba del nuevo sudario y he escuchado los gritos de Pepe ¿Qué le pasa? - Como no te lo diga a ti...

La telepatía entre ellos funcionó como siempre. Entonces mi primer abuelito gritó: - ¡Todos a la salita a ver la tele! - Allí nos plantamos en un periquete. Estaban entregando medallas olímpicas y ... ¿para quién fue la de oro?  ¡¡¡PARA UN ATLETA DE PAPUA-NUEVA GUINEA!!!

¡Hasta los comensales de la Santa Cena saltaron del cuadro, por una vez y sin que sirva de precedente, para festejar el triunfo de un familiar de Pepe! Y paseamos a la cabeza jibarizada por toda la casa, dando vivas y bebiendo chinchón on the rocks como si no hubiera un mañana.

 

martes, 6 de agosto de 2024

Inculta.

Llegaba yo a casa cuando me di de bruces contra Geooooorge que salía cargado con el equipaje de su patrón, Andresito. - ¿Hay traslado? - ¡Yes! - Me alegra esa respuesta, inglés... ¿Nos tomamos un chinchón? - Mi tener mochou trabaco. - Y siguió bajando las escaleras - ¡Oye, que tenemos ascensor! - ¡Mi hacer sport! - Allá tú.

El mayordomo inglés estaba a punto de llegar a la acera cuando le grité: ¡Como echaré de menos tus asquerosas paellas con té! ¡Puag!

Más tarde, el árbol de la calle me contó que me había llamado Inculta. Bueno pues tal día hará un año (me dije). 

No fue hasta después de la siesta cuando escuché que me llamaban así... ¿Inculta? - ¿A qué viene eso? - El comensal de las treinta monedas de plata respondió que, dado que no tengo nombre, ese me venía como anillo al dedo. - Me sentó a cuerno quemado. Y antes de que pudiera dar mi opinión la Cristalera del balcón, que hablaba con las COFRE, dijo: - Pobrecilla, con los años que ya tiene y nadie se ha preocupado nunca de ponerle un nombre. Y ese es bonito. - Era la primera vez que alguien se preocupaba por mi y me sentí rara. Una lagrimita corriendo por mi cara puso un broche de oro al drama sentimental.  

Sonó el teléfono. Era la abuela: - "Andresito lleva un nuevo peinado: los cuatro pelos que tiene están ¡DE PUNTA! jajajajajaja y yo no hago más que elegirle fotos. Que jodía eres cuando quieres, nena" - Inculta (dije tratando de encajarlo en mi personalidad) - ¡Inculto tu primer abuelito, boba de Coria! - Y me colgó el teléfono ofendidísima.

 

lunes, 5 de agosto de 2024

¡Que cruz tengo con ésta gente!

¡Tres semanas lleva Andresito en casa en plan de Asilo Familiar y ya estoy hasta el gorro. De modo que le puse las cartas sobre la mesa y dije: ¡Corta!  Así, sin anestesia. A las bravas. Pues, anda que no soy buena yo para cantarle las cuarenta al Lucero del Alba...

- ¿A qué jugamos, nena? - (¿Y yo qué sé?) A ir al mercado de Pere Garau por separado y aquel que primero encuentre... hum... ¡fresas! tendrá un premio. - ¿Qué premio? - No lo sé porque es sorpresa. - Ah... ¿y quién lo entregará? - Pues... el Municipal del Mercado. - Que es tu amigo Bedulio... ¿qué quieres que te diga? No me parece muy ético... Además, ahora hay salto de pértiga en la tele. Mira, nena, ya jugaremos otro día. Ah y no me gustan las fresas.

Entró en la salita y se apalancó en mi lado del sofá. Yo me mordía la lengua para no soltar un ¡VETE A TU CASA! Hay que ver lo que tira la Torre del Paseo Marítimo.

Llamó la abuela: - "¿Andresito está adelgazando?" - Unos cien gramos. - ¿Se compra comida hecha? - No. Come fabada de bote como la Cotilla y yo... - "Algo pasa entonces... A ver si tiene bulimia y después de comer se va a vomitar al váter y... - ¡No! Se sienta en el sofá, da unas cabezadas y luego mira las Olimpiadas hasta que se acaba el día. - "¡Ya tendría que estar canijo con lo mal que se come en tu casa!" - Se alimenta de las historias que le cuenta Pepe el jibarizado donde siempre sale el menú (nunca el mismo) que hicieron con su cuerpo los de la tribu vecina y eso debe motivar a sus jugos gástricos. - "¡Que asco!" - Por qué no te lo llevas a El Funeral, con su mejor foto, y le dices que es la que se colocará en el Pared de los Finados de la cafetería cuando estire la pata.

Durante unos minutos reinó el silencio. Después. partiéndose de risa, dijo: "¡Me gusta la idea! Del susto le dará un soponcio ¡Y seré viuda otra vez! ¡¡¡JUBILADOS, VOY A POR VOSOTROS!!!"

domingo, 4 de agosto de 2024

¡Más medallas para España!

Mi monedero estaba abierto sobre la mesa de la cocina y algunas monedas desparramadas sobre ella. Sin pensarlo dos veces me volví hacia la estantería de Pepe el jibarizado. - ¿Has sido tú quién ha echo ésto? - El ojo-catalejo de la cabeza jibarizada inició, poco a poco, su recorrido hasta enfocarme. Luego hizo lo mismo con el monedero y dijo: - ¡OOOOOOOOO! - Vale, vale. Te creo. Preguntaré a otros. - La cabeza jibarizada rezongó por lo bajini. Estaba ofendido por haber dudado de él - Perdoooooonaaaa...

Me pasé la mañana preguntando a todo el que se me ponía a tiro. El comensal de las treinta monedas de la Santa Cena se alarmó: - ¡¿Hay ladrones?! ¡Tengo que esconder mi dinero! 

Al final todos dijeron lo mismo. Nadie había tocado el monedero. Fue el árbol de la calle quién me hizo ver que había tres personajes a quienes no había preguntado: mi primer y segundo abuelito y Pascualita. 

A ellos los había descartado de antemano. El primero ya está en el Más Allá y se supone que allí no le falta de nada porque allí se rigen por el Todo Incluido. Por otra parte, Andresito está forrado. Le salen los millones por las orejas ¿para qué querría mis moneditas de euro? En cuanto a la sirena ni siquiera tiene bolsillos en su hermosa cola de sardina.

Me senté en el sofá de la salita a ver las Olimpiadas. - Un tintinéo metálico llamó mi atención. A mi derecha y apoyada en un cojín, estaba la sirena con unas cuantas monedas de euro en su regazo. Me miró con desprecio. Como si viera en mi a una ningundi mientras que ella era la ganadora de ¡VEINTICUATRO MEDALLAS DE ORO! en NATACIÓN! 

Andresito entró en ese momento y señalando a la media sardina dijo con cara de asco: - ¡NO TE MUEVAS, NENA! IHAY UN BICHO! - y le arreó un escobazo a Pascualita que, si le llega a dar, la desmonta.


 

sábado, 3 de agosto de 2024

Asilo Familiar... ¿por qué a mi?

Andresito, el segundo marido de la abuela, llamó a casa bien temprano. Antes de decirle buenos días me asomé a la ventana ¡Pero si aún no habían puesto las calles! Naturalmente, colgué el teléfono y dando media vuelta en la cama caí de nuevo en los brazos de Morfeo hasta que mi hormona dio la orden de levantarme. Prefiero estar a buenas con mi única hormona que con el resto del mundo... ¿qué por qué? ¡Vaya usted a saber!

Después de desayunar, delante de la tele, con Pascualita a mi lado y compartiendo un paquete de galletas María, pensé que debería llamar a Andresito pero se me adelantó. De repente, de la calle llegó un concierto de pitos enfurecidos y supe que su rolls royce acababa de aparcar, como viene siendo habitual, en la parada del bus.

Entró en casa el mayordomo inglés GeooooorgeBrexit llevando una pesada maleta. - Vengo a pedirte Asilo Familiar, nena (dijo Andresito) Tu abuela está insoportable desde que salen las Olimpiadas en la tele. - Te advierto que tengo el televisor encendido tooodo el día... - Pero no tienes ni marido, ni novio, ni perrito que te ladre, nena. Tu abuela, que no se ha enterado que los años se cumplen, no se "descumplen", dice que estoy fondón y ella quiere que luzca cuerpo como los atletas veinteañeros. ¡Es imposible! No sé a cuantos gimnasios me ha apuntado. Menos mal que la mayoría cierra por vacaciones ¿Ves cómo necesito Asilo Familiar, nena?

Luego dio media vuelta y entró en el cuarto de la Cotilla que, debía estar en alguna iglesia "limpiando" los cepillos "para poder llegar a fin de mes" - Te las tendrás que ver con la Cotilla (le avisé)

Desde el bolsillo de mi bata de andar por casa, Pascualita seguía mirando la tele. Y como ella todos los personajes de casa. - Nena ¿No sueles barrer mucho, verdad? - Solo a las horas estipuladas por el Sindicato de Escobas y Fregonas. No quiero problemas. - Me miró y dijo: Tiene razón tu abuela cuando dice que te hace falta un novio.

viernes, 2 de agosto de 2024

Que jodía la medio sardina.

 Estoy echa polvo. Cansada. Rendida. Dolorida. Derrengada... etc. etc. Y todo por culpa de los Juegos Olímpicos. Si ya es cansado ver el Tour de Francia o la Vuelta a España en bicicleta de carreras, mucho más son los Juegos donde, infinidad de atletas hacen cosas diferentes por lo que hay que estar pendientes de a quién le toca salir por la Primera Cadena o por Euro Sport y ésto es un sinvivir...  Que dura es la vida de los mirones de tele.

Yo tengo un problema añadido: Pascualita. Se ha aficionado también y aparece a mi lado cuando menos me la espero. Se coloca en mi regazo, con sus ojos de pez fijos en la pantalla y se puede pasar horas sin parpadear. Pero, eso sí, en cuanto salen deportes acuáticos ya no puedo ver nada más porque me amenaza con su dentadura de tiburón si hago el intento de coger el mando de la tele.

Como es más lista que el hambre, está aprendiendo a manejarlo.

Verla es todo un espectáculo porque se parte de risa. He llegado a la conclusión que se ríe de los atletas. Por deprisa que naden a crol, braza, mariposa o espalda, nunca lo harán como ella. Y lo demuestra luego en la bañera de casa. Va y viene a toda velocidad, con un estilo perfecto y al finalizar hace un gesto como diciendo: Esto se hace así, pardillos.

Llamé a mi primer abuelito porque es el único que habla con ella telepáticamente ¡Y me lo confirmó! - Me ha preguntado que quién entrena a ésta gente: Espero que hayan dado buena cuenta de semejante inútil (dijo y no se reía) De todas maneras (ha dicho) seguiré viéndolo porque hace tiempo que no me reía tanto.

jueves, 1 de agosto de 2024

Acaparadora.

El árbol de la calle ha echo oír su voz para anunciar: ¡Estamos en AGOSTO! - Le cayeron tantos cubos de agua como vecinos hay en mi finca. El enfado era tremendo. Habíamos pasado toda la noche sin dormir. Pegados al botijo y al abanico y cuando al señorito Juanito Calores le salió de la entrepierna suavizar los ídem y pudimos dormir, va y nos despierta para decir lo que ya sabíamos con solo mirar el calendario de la cocina: ¡Que es agosto!

El frufrú de la seda rondando junto a mi cabeza, me dio a entender que mi primer abuelito estaba conmigo: - Hola... me caigo de sueño... - Por eso vengo vestido con un sudario refrescante, nena y fíjate, lleva borreguitos para que los cuentes y el Sueño se deje coger, porque éste también es muy suyo. Menuda tropa forman el Sueño, el Calor, el Frío, El Hambre y unos cuantos presuntuosos más que rondan por ahí.

Pero todo fue inútil porque ya me había desvelado el plasta del árbol de la calle. Lo mismo le pasaba a Pascualita que estaba de un humor de perros porque, si algo le molesta, es ser despertada bruscamente. La media sardina lanzaba dentelladas a diestro y siniestro. Algunas bolas de polvo vieron por última vez la luz del día.

La única que durmió a pierna suelta esa noche fue la Cotilla. El día anterior puse una jarra de chinchón on the rocks en la nevera y la muy ansiosa, al verlo, se llevó la jarra a su cuarto, con nocturnidad y alevosía, y la vació de un trago nominado para Record Guinnes del año.

Y sigue durmiendo la mona, traducido como: Coma Etílico.