martes, 17 de julio de 2018

La abuela sale en la tele.

La abuela me ha llamado bien temprano (¡sería raro!) para avisarme de que saldría en las noticias del mediodía de la televisión local. - ¿Y... no podrías decírmelo... más tarde? ... - "Acabamos de llegar de El Funeral y si no te lo cuento ahora luego no podré dormir en toda la noche." - La que no podrá dormir seré yo. - "Ese problema cuéntaselo a tu médico, nena"

A media mañana llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Va a salir tu abuela por la tele! ¿Qué has hecho para comer? - Para usted, nada. Para mi un tumbet con huevos fritos. - Hummm ¡que rico! Ves poniendo la mesa que tengo hambre. - Hay que ver lo bien que le funciona el oído normalmente y lo poco que oye cuando no le interesa. - Pónme dos huevos que no tengo mucha hambre.

Y se metió en la salita. - ¡No se siente en mi butaca! - le grité mientras ponía la mesa y metía a Pascualita en mi escote. A ella también le gusta el tumbet. No es tonta, no. De repente una luminaria salió de la salita. Me temí lo peor: - ¿No estará encendiendo velas a los corruptos? - Ay, hija, no seas tan picajosa, pobrecillos. Pensar en lo que han sido y verlos, ahora, en la cárcel o desperdigados por los juzgados de España a la espera de sentencias, es muy duro. - Lo duro será que me queme la casa por su culpa. - ¡Tu casa, tu casa! solo te preocupan tus cosas ¡Egoísta! Pues que sepas que estoy haciendo acopio de velones. - ¿Para Semana Santa? - No, boba de Coria... (una lágrima se escurrió entre las arrugas de su cara y acabó estrellándose contra el suelo) - ¿Qué pasa? - Es que... es muy fuerte... ¡snif! ¡snif!... que después de tantos años de trabajo, alguien se vea denigrado por una... una... ¡una Corina de las narices!

- ¿Los velones son para...? - Si. Es injusto que, por el capitalito que ha ido haciendo para su vejez, sea acusado como mi gurú Bárcenas. Si se hubiese liado conmigo en lugar de la Corina esa, otro gallo le hubiese cantado porque yo también soy del gremio... ¡Mira, tu abuela! - ¡¡¡OSTRAS!!!

En la pantalla del televisor salió, sobre la ola de la rissaga que ha inundado Ciudadela y Alcúdia, la abuela, subida en la tabla de planchar emulando a las reinas del surf de los siete mares. Y Andresito, desde lo alto de un pino, le gritaba como un descosido - ¡¡¡TE VAS A MATAAAAAAAR!!!

A Pascualita se le erizaron los pelo-algas mientras extendía los bracitos hacia su amiga. Menos mal que la Cotilla, alucinada como yo, no se fijó en ella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario