martes, 3 de julio de 2018

¡Vaya dos!

La Cotilla sigue sin hablarnos pero  no deja de venir por casa y sigue comiéndose todo lo que cree que le toca. He pensado cambiar la cerradura de la puerta de la calle para que no entre más pero la abuela, apelando a la caridad cristiana que supone que tengo, me ha dado un sermón sobre lo feo que es abandonar viejas a la puerta de las iglesias.

- No había pensado hacer nada de eso... - "¿Te gustaría que te lo hicieran a ti llegado el momento?" - No pero... Te digo que... - "La mirada acusadora de sus ojos cansados, ojerosos, llorosos, te seguiría hasta tu último suspiro" - Vale, abuela pero, yo no... - "Nunca pensé que pudieras caer tan bajo" -

No había manera de interrumpirla. A veces pilla carrerilla y no deja meter baza, así que tuve que gritar e imponerme: - ¡¡¡VALE, YA, JODÍA!!!

El pescozón me llegó sin esperarlo y reboté contra el cristal de la vitrina hasta que se rompió. Ahora llevo un collarín cervical y un montón de pequeñas cicatrices en la cara, causadas por pequeñas esquirlas de cristal... Pero logré que la abuela se callara.

De vez en cuando me mira de reojo. Creo que está arrepentida de lo que me ha echo... - ¿No crees que deberías pedirme perdón, abuela? (la animo a que lo haga) - "¿Yooooooo? ¡La culpa es tuya! Si ves que discutimos ¿para qué te pones tan cerca de la vitrina, alma de cántaro? Ahora mismo tengo un disgusto muy grande porque ese cristal ha estado conmigo desde que me casé con tu primer abuelito... y ahora ya no existe... snif... lo has roto... snif... Era como de la familia... snif... Esta vitrina jamás será la misma... snif... ¡Que cruz tengo contigo!"

- ¡No me dejabas hablar, abuela! Quería decirte que nunca he pensado echar a la Cotilla a la calle. Y en caso de que lo hiciera, viviría contigo en la Torre del Paseo Marítimo como amiga de tu infancia que es... - "¡Lo sabía! ¡Quiéres endosármela!" - Pero... pero... ¿y todo ese sermón que me has soltado... ?

La Cotilla entró hasta la cocina. Encontró una ensaimada del día anterior y se la zampó. Cogió la jarra de chinchón on the rocks de la nevera y se repantingó en una butaca de la salita. - "¿Sigues enfadada? ¡que cansina eres, jodía!" - La Cotilla abrió una bolsa de pipas y encendió la tele para ver un partido del Mundial de fútbol, dos minutos después, roncaba como un angelito.

La abuela no aguanta ésta situación. Zarandea a su amiga hasta que abre los ojos. - "¡Háblame!" - ¡Quiero mi pisapapeles! - "¡Anda y que te den morcilla!" - Es también: ¡quiero un bocadillo de morcilla!

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