miércoles, 18 de julio de 2018

Otra vez la dichosa envidia.

La abuela y la Cotilla no se hablan. Ni se miran a la cara. No sé que habrá pasado entre ellas. He preguntado pero me han dejado con la palabra en la boca y se han largado... Nunca las había visto así.

He preguntado a Andresito y tampoco sabe nada. Parece mentira que, después de tantísimos años de amistad y de haber pasado juntas episodios de todos los colores. Algunos más oscuros que otros, acaben de ésta manera.

Tal vez Pascualita y Pepe sepan algo pero, mucho me temo que se adhieran al silencio que rodea éste caso. De todas maneras les preguntaré. He empezado por la sirena mientras estaba asomada al borde del acuario. Sus ojos saltones de pez ni siquiera han parpadeado ante mi pregunta, concreta y concisa: - ¿Qué... ha... pasado... entre... la... abuela... y... la... Cotilla? - A la velocidad del rayo se ha llenado la boca de agua y me la ha escupido a la cara. Me he girado en seguida y ahora tengo la oreja llena de agua envenenada ¡La madre que la parió! Y encima, lo ha celebrado haciendo la señal de OK.

Pepe es más comedido. Menos expresivo e incluso, menos charlatán que Pascualita. Por eso, ante la pregunta, ni se ha inmutado... cualquiera diría que es un maleducado pero solo es una cabeza jivarizada tamaño llavero. Sin embargo, de poder hablar, él me lo contaría... Si la abuela me oyera hablar así de Pepe, diría que es mi favorito...

He mandado recado a las dos amigas para que vengan a casa a dormir la siesta viendo el Tour de Francia y espero que el chinchón haga "su trabajo": soltar lenguas.

Y así ha sido. Sentadas en la salita, con Pascualita en plan broche prendido en el vestido de la abuela y Pepe sobre la falda de la Cotilla, he repartido chinchón on the rocks, bien fresquito, sin parar y la jarra de litro y medio ha durado menos que un bizcocho en la puerta de un colegio.

Cuando sus ojos empezaban a cerrarse por la modorra y la borrachera, hice la pregunta: - ¿Qué ha pasado entre vosotras? - La abuela saltó primero. - "Esta ton... ¡hip!... ta se cree la reinaaaa... ¡hip! de los mares porque... ¡hip!... podría jajajajaja... p.o.d.r.i.a. haber sido la Corina... ¡hip!... esa... (y luego hizo algo que me espantó) ¿A que es... ¡hip!... tonta, Pascualiiiiiiita?" - ¡Me tienes enviiiidia... ¡hip! cochina porque tu... ¡hip! ... no lo hubieses sido nuuuuunca... ¡hip!... porque no eresssssssss del gremio!... ¿Pascualiiiiita? - Aquí acabó la conversación porque lo que se escuchó a continuación fueron sus ronquidos.

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