domingo, 3 de mayo de 2020

50º día de CoNfInAmIeNtOoOoOo

Pertrechada con guantes y mascarilla, a la que le pinté la cara de Pascualita que llevaba metida en el termo de los chinos, he salido a la calle y puesto rumbo al mar.

Después de tantos días encerrada en casa, al salir he sentido un ligero mareíllo al que no he hecho caso pero he caminado junto a la pared por si perdía el norte definitivamente. Y como estaba pensando en éstas cosas no me di cuenta de lo rápido que la poca gente con la que me cruzaba, se apartaba deprisa y corriendo.

Esto me alegró mucho y pensé: así no me contagiare. Hasta que que vi la cara de horror de algunas personas. Y me cabreé. Incluso le dije a una: - ¿Piensas que soy fea? pues anda que tú! - Y así estuve defendiéndome de los idiotas hasta que me encontré con Bedulio. El horror también se pintó en su cara.

Poco después me dijo, mientras recobraba el aliento: - Pensándolo bien, me gusta el dibujo porque cualquiera se te acerca. - ¿Qué dibujo? - El de la mascarilla. ¿Quién es ese cadáver?... Ay, no  me lo digas ¡tu primer abuelito! (y se quedó pálido) - ¡Bingo! ( respiré a gusto)

Cuando la sirena empezó a oler el mar no había quién la aguantara dentro del termo. Me metí en el Paseo Marítimo a caminar junto con toda Palma, por eso en las calles encontré tan poca gente. Y cuando salieron las imágenes en la televisión, a mi se me vió perfectamente porque la gente siguió apartándose a mi paso mientras yo lanzaba besos a distro y siniestro.

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