lunes, 4 de mayo de 2020

51º días de Cuarentenaaaaaa...

La abuela me ha tenido tres horas firmes, porque se ha puesto en plan Capitán General con mando en Plaza, y me ha dicho de todo menos bonita. ¿Y por qué? Según mi teoría es por envidia cochina. Aunque el motivo lo ha disfrazado de irresponsabilidad por mi parte, por pintar la cara de Pascualita en el mascarilla que llevé ayer en  la calle.

- "¡Todo el mundo la vio! ¿No tenía que ser un secreto? ¡Ahora conocen su cara, boba de Coria! ¡No tardarán en atar cabos y descubrir que es la única sirena que existe en la faz de la Tierra. ¡Inconsciente! ¡NO eres más tonta porque no te entrenas! ¡Nos la quitarán por tu culpa! etc. etc. et..."

No me atreví ni a respirar. Pensaba que se ahogaría con su propia verborrea pero, no. Que aguante tiene ésta mujer. Y encima, no me dejó decir ni pío para defenderme. - "¡¡¡HASTA BEDULIO LO SABE!!!" - Pero..., pero..., pero... abue... esto... que no..., no..., noooo...

De repente, entre tanta palabrería, gritos y bufidos, escuché la voz de la Cotilla. - ¿Has dicho la única sirena? . ¡¡¡ABUELAAAAAAAAA, CALLA!!! - Pero ella siguió a lo suyo mientras la vecina no paraba de preguntar: - ¿Y dónde dices que está? ¿seguro que es la última? - ¡¡¡ABUELAAAAAAA!!!

Cuando ya estaba afónica de tanto gritar, la voz del abuelito dijo: ¿Geoooorge ha traído ensaimadas?
Y esas fueron las palabras mágicas. Lástima no haberlo sabido antes.

La abuela colgó el teléfono y yo quedé hecha un guiñapo sentada en la butaca de la salita. Menos mal que unas copitas de chinchón me levantaron el ánimo, aunque duró poco porque me vino a la mente la avidéz de la Cotilla cuando ve que puede sacar rédito de algo y la única sirena de un tiempo tan lejano que ni hay constancias escritas, le habrá alegrado las pajarillas.

Iba a abrir una lata de fabada cuando la Cotilla entró, tan pancha, en casa. - ¡No puede venir de visita! - Y no lo hago. Vivo aquí, boba de Coria. (¡Tendrá cara!) Tu abuela está gagá. Ha dicho que sabe dónde está la única sirena del mundo ¿Te imaginas que tontería? Pero si las hay a miles, empezando por las de los bomberos, ambulancias, fábricas, colegios, etc. etc. ¡Lo que me he reído!

Cogí el chinchón y lo repartí entre las tres: un buen chorreón en el acuario de Pascualita, que abrió la boca en cuanto vio aparecer la botella, unas copas para la Cotilla y otras tantas para mí... ¡hip!

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