domingo, 24 de mayo de 2020

71 días de Estado de Alarma.

La que está liando la metamorfosis de Pepe. A costa de usar solo un ojo para mirar con la lupa, el derecho se me está haciendo más grande y el izquierdo encoje, pareciéndose a los ojos de los chinos. ¡Y toda la culpa la tiene la abuela por obligarme a tenerla al corriente de todo lo que le ocurra a Pepe. También es culpa del dichoso Pepe por cambiar de fisonomía ¡¿A santo de qué vienen ahora éstos cambios?! Y también es culpa de la Cotilla que me pregunta, constantemente, para planear un buen negocio cuando termine de desarrollarse la dichosa cabeza jibarizada.

Claro que si yo me hubiese dado con un canto en los dientes y hubiese tenido la boquita cerrada, otro gallo me cantaría... En fin. el mal ya está hecho, ahora lo que falta por saber es en qué se convertirá Pepe. Aunque, visto lo visto, me da la impresión de ser más un extraterrestre que un especímen terráqueo.

El caso es que los dos cuernecillos de caracol dieron paso a dos bracitos enclenques acabados en unas manos de a palmo, haciendo juego con los pies. Todo esto está muy bien y es hasta lógico pero lo que me produce desazón es que tenga que llevar, eternamente, los brazos en alto. Tiesos como si le estuvieran atracando. A ver qué cara pone cuando le haga cosquillas jajajajajajaja ¡que jodía soy!

Cuando Pascualita ve que voy a ver a Pepe, levanta los bracitos para que la lleve. Está entusiasmada... o será que el jivarizado se está convirtiendo en una especie apetecible al estómago milenario de la sirena.

Cuando ésta tarde nos hemos acercado a verle, se estaba produciendo otro cambio ¡Le salía el otro ojo! Ya me parecía a mi que la figura estaba incompleta pero la Naturaleza es sabia y está corrigiendo su... error. ¡Pero si es un catalejo con un ojo en la punta!

Como cada vez que Pepe desarrolla un nuevo órgano, Pascualita y yo hemos brindado con chinchón on the rock después de mandarle a la abuela una nueva foto.

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