miércoles, 20 de mayo de 2020

67 días de Cuarentena.

Esta mañana, mientras desayunábamos, me ha dado un soponcio de Récord Guinnes. Todavía no me llega la camisa al cuerpo.

Mira que estoy habitúada a espíritus y fantasmas pero son de la familia y les coges cariño. Sin embargo, el extraño fenómeno que ha ocurrido en la cocina de casa me ha cogido desprevenida. Se trata de un conocido que vive conmigo pero del que no sé nada porque nunca dice ni mu. Hablo de Pepe la cabeza jivarizada convertida en llavero que estaba en la tienda de los chinos del señor Li.

Lo había colocado, como de costumbre, sobre la mesa de la cocina mientras Pascualita y yo desayunábamos y les contaba la paliza que me dieron los abuelitos jugando a La Oca a unas horas en las que aún no habían puesto las calles en Palma.

La sirena se reía de mi haciendo la señal de OK y yo me estaba cabreando de verdad cuando, de pronto, Pepe ¡abrió un ojo y me miró! Quedé patidifusa ¿Desde cuándo el llavero tiene ojos? ¡Pero si no tiene nada salvo serrín! ¡Me caí de la silla y salí a gatas de la cocina para esconderme bajo la mesa del comedor. Allí me encontró Pascualita que vino reptando hasta mi.

La cogí y acurruqué contra mi pecho mientras yo temblaba como un flan. - ¡Tenemos un monstruo en casa! Llamare a Bedulio. Pero no atinaba a marcar el número de los municipales. Milagrosamente, llamaron a la puerta y corrí como una loca a abrir. Y, como por arte de mágia ¡allí estaba el Municipal con una multa en la mano enguantada y embozado tras una mascarilla!

- ¡Ayúdame! ¡¡¡Está en la cocina!!! - ¿Tú... abue... lito? - ¡No, nooooo. Pepe! - Pero si siempre ha estado allí. - ¡¡¡Tiene un ojoooooo!!! - ¿Has desayunado chinchón? - ¡¡¡NOOOOOOO!!!

Entonces Bedulio se fijó: ¿qué llevas en las manos! ¿No será el ojo del llavero? jajajajajajaja - Hacía tiempo que no le había visto reír al jodío.

Fue hacia la cocina mientras yo me refugié, de nuevo, bajo la mesa del comedor y mientras metía a Pascualita en mi escote Bedulio, enloquecido, se tiró en plancha a mi lado. - ¡¡¡¿Pero qué pasa en ésta puñetera casa¡¡¡ - Contactó con sus compañeros y con voz temblorosa, pidió refuerzos, - ¡¡¡SOCORROOOOOO!!!

Se han llevado a Pepe detenido aunque sin ponerle las esposas. Hubiese sido un poco complicado.

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