sábado, 16 de mayo de 2020

63 día de cuarentena.



Menudo viento hace. Se me ha llenado la casa de hojas porque lo tenía todo abierto. Ahora, cuando voy a barrerlas, salen huyendo por todos los rincones. A ver si se creen que no tengo otra cosa que hace que ir tras ellas.

Pascualita está inquieta. No le gusta el viento ni a mi tampoco. ¿Acaso le pasó algo durante su larga vida de miles de años relacionado con los fuertes vientos que ayudaron, empujando las aguas, a crear los mares? Por más que le pregunto no me dice ni pío. Todo lo más me "regala" una de sus sobrecogedoras sonrisas. Es uno de esos seres que una sonrisa en su rostro es un rictus muy desgradable... ¿A quién conozco yo que le pase eso, aparte de Pascualita, claro?

Como pensar no es lo mío, le propongo ir a dar una vuelta por los Siete Mares que eso siempre le gusta.

Al salir al balcón llegó una hojita dispuesta a entrar en casa pero fui más rápida y nos subimos en encima. Cerramos los ojos y al abrirlos estábamos rodeadas de peces mirándonos con el ceño fruncido. - ¿Qué pasa? (me dije) Algo no cuadra. - ¡Y tanto que no! La sirena y yo éramos las únicas sin mascarilla. No había un solo pez, ni grande ni chico, que no la llevara. Rápidamente improvisé una para cada una con las algas que tenía a mano.

Recorrimos los Siete Mares comprobando que todo estaba bien. Los peces se seguían comiendo entre ellos pero con educación. Antes del mordisco decían: Con su permiso, o Usted disculpe... En fin, un comportamiento ejemplar.

Por lo visto todo viene a qué, al no tener que aguantar ruído de miles de motores, manchas de aceite, basura, explosiones, pesca abusiva... etc. etc. el estrés ha desaparecido de los fondos marinos y los animales que los habitan han recuperado su exquisita educación.

Pascualita babeaba orgullosa de sus congéneres que, por no molestar, ni siquiera le pidieron un autógrafo y eso que es un fósil marino viviente.

Al volver a casa no puse la tele. Nos sentamos junto con Pepe, en la salita. Ambos sobre mis piernas y se quedaron tan a gusto mientras yo les leía historias de Las Mil y una Noches.


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