miércoles, 6 de mayo de 2020

53º días de confinamiento.

Pascualita está furiosa conmigo porque he intentado meterla a presión en el termo de los chinos y no ha entrado. No me ha quedado otra que apretar con todas mis fuerzas hasta que las lorzas que le han salido en la cintura desde que estamos en cuarentena, ha entrado. Se ha oído un ¡PLOF! y ya no he podido sacarla del termo.

Ha hecho ventosa y ahora es ella el tapón del termo. No puedo acercarme porque me lanza dentelladas. Sobre todo cuando llevo comida en las manos. - Lo siento pero no es para ti, resalá. A partir de ahora vas a estar a pan y agua.

Y como lo entiende todo aunque se hace la longui la mayoría de las veces, me señala el balcón. - ¿Qué quieres hacer allí? - Se le ha puesto cara de sádica y una sonrisa siniestra que no auguraba nada bueno.

Como no le da la gana hablar, que seguro que sabe aunque nunca ha abierto la boca más que para comer y beber, tengo que adivinar yo los pensamiento de la media sardina, cosa que es harto difícil. Vamos a ver... ¿quiéres que te suba al árbol de la calle? - Hizo la señal de OK - ¿Para tirarte desde allí, que se rompa el termo y quedes librerada de hacer de tapón? - OK - No, hija, no. Que te puedes descuajaringar y entonces, la abuela me quita del testamento.

Siguió señalando el balcón. - ¿Quiéres asomarte a ver la calle? - ¡NO! (movió con fuerza la cabeza) - ¿Para escuchar a los gorriones? - ¡NO! - ¿Para...? ¿Para qué, jodía?

Entonces se me iluminó la bombilla. - ¿Quiéres comerte a los pollitos? - ¡OK! - ¡Salvaje!

Los nidos están llenos de pollitos, otros nidos están terminando de arreglarse a la espera, inminente, de la eclosión de los huevecillos de los que saldrán futuros nuevos vecinos míos.

Me dio tanta rabia que, sin darme cuenta, insultaba a  Pascualita a grito pelao. - Unos voces de la calle llamaron mi atención. Era Bedulio - ¡Que boca tienes! ¿No te da vergüenza? ¿a quién insultas boba de Coria?... De repente se dio cuenta de que conmigo no había nadie. Se tapó la cara con las manos, agachó la cabeza y salió corriendo hacia la esquina más cercana. Y no pude evitar fastidiarlo: -  ¡Abuelito, ahí está Bedulio. ¡¡¡CORRE A VER SI LO COGES!!! JAJAJAJAJAJA

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