jueves, 20 de agosto de 2020

El calor.

Como todos los años, en verano, nos quejamos de que nunca ha hecho tanto calor como ahora. Es una bonita tradición, como lo eran las verbenas, los conciertos de habaneras, las tortillas de patatas y los bistecs empanados en las playas. Claro que entonces, en el mítico y destructivo siglo XX, no salía ningún Hombre del Tiempo a decirte que eso era mentira cochina porque, según las estadísticas que se remontan a tiempos inmemoriales, hubo años en los que hizo mucho más calor.

Bastante trabajo tenía Mariano Medina, el primitivo Hombre del Tiempo, colocándo "los huevos fritos", supuestamente adhesivos, que representaban el sol con una nube, que no paraban de caerse. En cambio, ahora, no puedes abrir la boca ni delante de la tele. Pepe, Pascualita y yo lo hemos comprobado cuando estábamos a punto de entrar en el sueño reparador de una gloriosa siesta.

Por lo he visto he murmurado algo así como: - ¡Nunca he tenido tanto calor como ahora, chicos! - mientras le daba el último sorbito al chinchón on the rocks, fresquito, que compartía con la sirena.

Como por arte de mágia, la Mujer del Tiempo alargó el brazo y dándome un golpecito en el hombro , me dijo: - ¡Eso no te lo crees tú ni harta de vino, boba de Coria! - Y después me soltó una retahíla de fechas y grados de calor de otros tiempos, apabullantes.

En mi letargo, me costó encontrar el mando de la tele pero lo conseguí y tuve el placer inenarrable, de apagar el televisor. Pascualita hizo la señal de OK con sus deditos palmeados. Pepe redondeó su cosida boca y soltó un OOOOOOOOOOOOOOOOO, que acallé cogiéndolo del llavero, volteandolo y lanzándolo lo más lejos posible de la salita para no oírlo.


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