miércoles, 12 de agosto de 2020

Orgullo de gremio.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo tan contenta que hasta me dan ganas de hacerte un regalo, nena. - Empieza temprano a darle al chinchón, Cotilla. - No es eso, boba de Coria. Es que el niño es digno hijo de su padre. - ¿Qué padre? ¿qué niño? - Es que te lo tengo que dar todo mascado: ¡el niño Taburete Bárcenas. El hijo de mi Maestro del gremio del trapicheo. Ahora mismo voy a montarles un altar en la salita.

- ¡Por encima de mi cadáver, Cotilla! Estoy harta de decirle que no... - Anda, calla y no estorbes ¿Qué habrá hoy para comer? - Fabada Asturiana, para variar.

Entró como una exhalación en la salita llevando su bolsa a cuestas, llena de velas, velones y velitas de todos los tamaños sacadas de las iglesias donde "limpia" los cepillos. 

Cuando me quise dar cuenta el altar estaba montado y las fotos de padre e hijo Bárcenas presidiendo el tingaldo. - ¡Ni se le ocurra encender las velas con éste calor! - Tengo que hacerlo... - Espere, por lo menos, que llame a los bomberos para pedirles que manden a los que salen en el calendario.

La Cotilla llevaba tanto tiempo sin saber de su gurú que no cabía en sí de alegría. - Mira, nena, que bien queda su foto en el Altar de los Amigos de lo Ajeno. - ¿Y qué ha hecho el niño? - ¡Desobedecer! - ¡¿A su padre?! ¿Y lo pone en el altar? - Al Sistema Sanitario, el muy jodío. En pleno concierto, porque él canta... - ¿Cómo su padre? - Nooooo. Dijo: ¡NI UNA PUTA MASCARILLA! - ¡La madre que lo parió! Lo que me extraña es el nombre que le pusieron ¿Taburete? - Debe ser cosa de ricos. - Menos mal que la abuela era proletaria cuando nací...




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