miércoles, 25 de agosto de 2021

¡A tomar por saco!

Como mi primer abuelito tiene toooodo el tiempo del mundo, a veces se pone a hablar y se le olvida poner el freno. Y aunque durante su cháchara me duermo como una marmota, el sigue con su retahíla infinita sin inmutarse. 

Eso es lo que ha pasado hoy que, entre los ciclistas de la Vuelta a España y la verborrea de mi familiar, he dormido una siesta gloriosa. Incluso he soñado. Y lo que es mejor, lo recuerdo. No sé en que momento del sueño he entrado en una cueva profunda y oscura. Se estaba fresquito allí y parecía ofrecer un sin fin de posibilidades de divertirme un rato que buena falta me hace desde que la Cotilla está mala y no sale de casa mientras los sicarios de los distintos gremios delictivos ronden por la acera.

 De mi cuello colgaba el termo de los chinos y Pascualita iba asomada como si estuviera en el balcón de la Luna, mirando el oscuro panorama. 

Apareció una lucecita al final de aquel túnel y me pregunté si estaba entrando en el Más Allá. Me detuve un momento a sopesar los pros y los contras y acabé decidiendo que, para escuchar eternamente a mi primer abuelito, siempre habría tiempo.

Voces y risas alocadas, atrajeron mi atención ¿Dónde me había metido? Cogí a Pascualita para tener un arma arrojadiza en las manos en caso de tener que defenderme y seguí avanzando hasta encontrar una habitación, iluminadísima, llena de piratas y bucaneros, bebiendo sangre de ciudadanos por un embudo, y vistiendo unos trajes adornados con bombillas, farolas, faroles... en fin, toda clase de luminarias a cual más potente.

- ¡Ajajá! (grité entrando en la habitación empuñando a la sirena como arma de destrucción masiva) - ¡Daos presos, Piratas Eléctricos! El mundo respirará aliviado cuando estéis encerrados bajo siete llaves en el Penal de San Quintín. ¡Volveremos a poner la lavadora cuando nos salga de las narices. El aire acondicionado enfriará, de nuevo, nuestras casas. La calefacción las calentará en invierno, malnacidos! ¡A tomar por saco!

Y de una buena patada en sus rollizos y acolchados glúteos, los mandé a una siniestra y húmeda celda y tiré la llave al mar... matarile, rile, ron,

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