domingo, 22 de agosto de 2021

Una de vecinos.

Visto el éxito del lago urbano, el Ayuntamiento ha decidido dar una nueva prespectiva a mi calle. Pasará de ser super transitada por todo tipo de vehíulos, incluído el rolls royce de la abuela, a ser peatonal, o semi porque los autobuses si que circularán por ella y mucho me temo que la abuela hará lo mismo... Pobre Bedulio, que trajín le espera.

De buena mañana la calle se llenó de vecinas y vecinos formando corrillos según su forma de ver, opinar, pensar, desear, oponerse, estar encantados... Lo normal cuando una calle entra en fase de transformación integral. 

Estuve viendo con Pascualita el ir y venir de la gente. Es toda una experiendia ver aparecer, como setas, técnicos de todo y aparendices de nada. Incluso arquitectos que en su vida pisaron una Facultad opinaban cargados de sus razones. Oradores al más puro estilo decimonónico se desgañitaban para no llegar a ninguna parte. Gente seria insultando como carreteros a los que decían blanco... o negro. Otros se acordaban de los políticos: ¡se llenarán los bolsillos, como siempre!. Había pancartas de los negacionistas: ¡DECIMOS NO A TODO!

 El árbol de la calle que, hasta este momento no había abierto la boca ni para cantarme Las Mañanita, se alteró cuando un grupo de pijos empezó a pedir arbolitos cuquis "que dieran un toque de modernidad a la calle" - ¡¡¡¿Un toque de modernidad?!!! (gritó con su voz tonante) ¡Yo doy sombra, señoras y señores! De la buena. Formo parte del paisaje desde que era un esqueje. ¡Soy imprescindible! - Los gorriones que viven en él, trinaron mostrando su adhesión inquebrantable (¿de qué me suena esto?) al árbol.

Así estuvimos toda la mañana hasta que llegó la hora de comer y el guirigay se pospuso hasta nuevo aviso.  - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Vengo de proponer que pongan mi nombre a ésta calle. Al fin y al cabo el lago lo hice yo. - Si, Cotilla... Solo nos faltaba eso.

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