lunes, 9 de agosto de 2021

Estoy a la espera...

 Tengo a toda la tropa de casa en alerta para que no dejen entrar, ni al Médico ni al Oculista. Sobre todo a éste último que está emperrado en descubrir de que extraño y lejano planeta procede la birria de broche miope. 

El Médico me llama. - He venido a verte pero no me has abierto. - Vaya, que penaaaaa. Debía estar en el mercado.

El árbol de la calle ha cubierto el balcón y las ventanas con sus ramas de follaje más espeso. La cristalera mantiene las puertas abiertas, porque hace calor, pero está a la guait para cerrarlas en caso de emergencia. Pepe vigila desde el balcón moviendo, lentamente, el ojo-catalejo para avisarme cuando se acerca el Médico haciendo su OOOOOOOOOOOO telepaticamente.

Mi primer abuelito, sin perder ni un ápice de elegancia, se ha erigido en mi caballero medieval que me librará de los Dragón-Médico y Oculista. O sea, que tengo todos los frentes cubiertos porque también los de la Santa Cena estarán pendientes.

A Pascualita no le he dicho nada porque, como no ve tres en un burro, mejor se está tranquila en el acuario o reptando por casa a su aire. 

Es una situación incómoda ésta porque, por un lado no quiero que descubran a la sirena y por el otro, necesita gafas. He llamado al señor Li para preguntar si tiene en su tienda: - Mi tenel de todo, boba de Colia. - ¡Oiga, menos confianzas! ¿Las tiene pequeñitas? - ¿Pala niña? - No. Para... (no sabía qué medida decir) para... ¡gamba gorda! - ¡¿Tu tenel gamba golda en casa?! - ¡Nooooo! La he puesto como ejemplo para que se haga una idea del tamaño que busco. - Cuando tenel gambas goldas ¿tu invital a comel a mi a tu casa? 

Tuve que decirle que si veinte veces ¡Que pesado! - Yo buscal gafitas y llamal cuando encontlal. 

Mientras espero, Pascualita y yo nos refrescamos con unos chinchones on the rocks en la tranquilidad del hogar, rota por la irrupciòn aparatosa de la Cotilla como Atila cuando entrò en Roma. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Que caloooooooooor!!! He olido el chinchón desde la escalera y se me ha hecho la boca agua. ¡Pónme unas copitas! 


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