lunes, 23 de agosto de 2021

Ya estamos todos.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Que pronto olvida la gente (así se presentó la Cotilla en casa de buena mañana) - Es raro que la olviden a usted. ¿Qué ha pasado? - No van a ponerle mi nombre a la calle porque dicen que el lago que se formó con mi llantina y que tanta alegría llevó a los vecin@s a quienes les faltó tiempo para meterse y refrescarse, fue debido a la rotura de unas canalizaciones, etc, etc.

- Por cierto ¿sabe usted algo de la epidemia de robos de carteras en nuestra calle? - ¡¿Qué me dices?! - O sea que fue usted... Me lo temía. - Fue un modo de comprobar si hay mucho rico de boquilla. ¡Y vaya si es así! Billetes de cinco y diez euros encontré y pare usted de contar.- ¿Los devolvió? - Que cruz tengo contigo...

Un suave toque a la cristalera y ésta se abrió diligente. Era el árbol de la calle que está con la mosca detrás de la oreja por si las obras de mejora y embellecimiento de la calle, se lo llevan por delante. Por eso, para espantar su miedo y agradar, más aún al vecindario, se pasa el dia cantando. En cuanto  me vio alzó su potente voz: - ¡¡¡TENGO UNA VACAAAAAA LECHERAAAAAAAAAAAAAA...!!! - Lo que tengo que aguantar.

De repente, desde la cocina nos llegó el OOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado. Corrí a ver qué le pasaba. La cabeza convertida en llavero movía el ojo-catalejo con un poquiiiiito más de energía de lo habitual en él. Quería participar del bridis. Lo llevé al balcón y a punto estuve de pisar a Pascualita que reptaba en la misma dirección.

Menos mal que la Cotilla ya había partido a sus trapicheos y pudimos juntarnos los "normales" de mi casa. Por supuesto, mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre la barandilla del balcón, elegantísimo con su nuevo sudario de ojo de perdíz amarillo canario. Saqué la botella de chinchón, tiré un poco a las ramas del árbol cuyas hojitas se relamían al probarlo. Tiré otro poco al alcorque que esponjó la tierra para que el licor llegara a las raíces. También la cristalera recibió su ración, encantada. Por último mojé los cosidos labios de Pepe, Pascualita y yo utilizamos la misma copa que levanté y brindamos por la vuelta de Laura Palacios a nuestra familia ¡¡¡FELICIDADES, AMIGA!!!

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