domingo, 1 de agosto de 2021

Menudo dilema.

 Han venido los operarios de Parques y Jardines a podar el árbol de la calle. Antes de empezar la faena ha subido uno a casa acompañado por Bedulio vestido de Municipal, para avisarme del arboricidio que se iba a ejecutar. - Estará contenta, eh, señora. - Soy señorita buen hombre. A ver si nos fijamos más antes de meter la pata.

El de la voz cantante se puso colorado como un tomate. Y siguió hablando - Nos manda su amigo el Alcalde... - ¿Ah, sí? ¿Mi amigo? ( y mirando a Pascualita que asomaba la jeta entre las algas del acuario, proseguí) Ya me puedo ir a dormir tranquila. - ¿A éstas hora, seño... rita? ¿No será portadora del virus... ¿verdad? (su cara era un poema) . Nooooo, pero ya sé una cosa más. - ¿Ah, si? - Que el Alcalde es mi amigo.

El bocacantante abrió la ídem, asombrado del arte que tiene para ir metiendo la pata a cada momento. - Entonces... ¿no...? - Según usted, sí. - Ya, pero... ¿por qué nos ha dicho su amigo... - Ejem (carraspeé para que no se volviera a "columpiar" - nos ha dicho que solo se pode el árbol que está bajo su casa... - ¿La del Alcalde? - No. La de usted porque le invade el balcón y las ventanas. - ¿De mi amigo? - ¿Qué amigo? - ¡Usted sabra! - Le juro que ya no sé nada de nada. - ¿Y cómo quedamos? ¿Poda al Alcalde y se pone usted en la ventana? 

El operario miró a Bedulio que, disimuladamente, iba dando pasitos hacia la puerta de la calle. - ¿Me han dicho que pode al Alcalde...? - ¡Yo no sé nada! (se le notaba la histeria en la voz) ¡No quería venir a ésta casa! ¡¡¡NO QUERÍAAAAAAAAAA!!! (y rompió a llorar)

Mi primer abuelito se apiadó y lo abrazó. Me emocioné tanto que radié el momento: ¡- Bedulio encuentra consuelo en los brazos de mi abuelito! ¡Que momento, señoras y señores! ¡A pesar del tiempo transcurrido desde que dejó éste mundo, mi abuelito aún recuerda la compasión y... ¿Bedulio?... ¡Beduliooooo!

Media botella de chinchón me costó que Bedulio volviera en sí aunque siguiera con el tembleque. La otra media nos la repartimos entre el operario de Parques y Jardines y yo. De todas maneras el hombre se fue con la duda puesta: - ¿Podo al Alcalde o... no? ¿Y si no lo hago y me riñen...? Menudo dilema.


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