sábado, 14 de agosto de 2021

La Cotilla y sus negocios.

He discutido a grito pelado con la cristalera del balcón porque la jodìa no quiere abrir ni un resquicio para que entre aire. - ¡No, que es caliente! - ¡Hay que renovarlo, lista! - Entre síes y noes, llevabamos unas buenas dos horas cuando tuve que callarme y evitar tirarle un zapatazo a los cristales: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Hay que ver que día tan magnífico hace hoy.

La Cotilla entró en casa hecha un brazo de mar. Más contenta que unas Pascuas, Dando botes de alegría a pesar que el sudor corría por las arrugas de su cara y , en un plis, plás, tuvo un laguito a sus pies que se agrandaba a marchas forzadas.

- ¿Se puede saber qué tiene de bueno cuando la gente se está achicharrando de calor? - Tu no pareces tener mucho porque ni siquiera has abierto la cristalera (me recriminó) - Está atascada. - Pues pónle Tres en uno, hija, que te ahogas en un vaso de agua. - Y usted está a punto de hacerlo en el sucedáneo de Lago Titicaca que tiene a sus pies.

- No te preocupes que, cuanto más sudemos, más gano. - ¿Me he perdido algo? - Esta noche me costaba dormir y me he sentado un rato en la salita a pensar en mis cosas, refrescándome con unos chinchones...  ¡Y di con la clave! - ¿La de sol? - La del nuevo negocio. Quien no se arriesga... y eso hice. Hablé con la Ola de Calor. - El chinchón hizo su efecto jejejejejeje - Sí. Y nos hemos asociado y nos repartimos las ganancias a medias. La Ola calienta el ambiente y yo trapicheo con los ventiladores y botijos... - ¿Qué ventiladores? ¿qué botijos? - Unos que, casualmente, estaban abandonados en las aceras. - ¿Viejos? - No, hija. Sin estrenar. - ¿Cerca de la tienda del señor Li? - Muy cerca... no pero abandonados, sí que estaban.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario