domingo, 15 de agosto de 2021

El señor Li.

Ha empezado la Vuelta Ciclista a España ¡Y voy a dormir siestas impresionantes! Como la de ésta tarde. Ha sido ver a los ciclistas, pensar en el calor, la caló, que está haciendo y quedarme frita en el sofá. Es mano de santo.

Es una de las pocas cosas en que estamos de acuerdo Pascualita y yo. Ese rato, después de comer, es sagrado para nosotras aunque nos hayamos enfadado, lo dormimos juntas... a no ser que esté en casa la abuela porque entonces la medio sardina se va con ella la muy traidora. Pero hoy estábamos solitas. Hasta mi primer abuelito había desaparecido de la lámpara del comedor. Los demás, Pepe incluído, estaban rendidos al sopor veraniego, tan agradable, tan apetecible, tan... 

Sonó el teléfono ¡a esas horas! Tendría que estar penalizado por la Ley despertar a los ciudadanos a golpe de repiqueteo telefónico.

- ¿Sí... ? (dije, por decir algo) - ¡Boba de Colia! ¿Estal aqui Cotilla? - ¡Boba de Coria lo será tu madre, mendrugo! - Madle mía no sel boba ni sel de Colia ¡Sel de China! ¡Si estal Cotilla, ponelse al teléfono YA!

Era el señor Li muy enfadado. - ¡Cotillaaaaaaaaaaaaaa! Al teléfono - Solo me pondré si es Robert de Niro... (dijo, somnolienta, mientras con un dedo reconducía la baba que le caía por la comisura de los labios) - Por toda respuesta me estiré los ojos y el susto se reflejó en su cara. - (¡No estoy!) (vocalizó sin pronunciar palabra) - Pero no me amilané y le puse el teléfono en la mano. - Creo que la conversación tratará de botijos y ¿abanicos? jajajajajajaja ¡que graciosa soy! No, hombre, no: ¡ventiladores!

La Cotilla no dijo ni pio. Con el aparato en la oreja, firme como una escoba, hacía reverencias, cada vez más profundas. Tanto es así que hice una apuesta con el árbol de la calle: dos reverencias más y pegará de cabeza contra el suelo (dije yo) - A las tres, apostó el árbol ¡y ganó el jodío! Ahora tendré que aguantar que me cante, durante una semana, Las mañanitas para despertarme. 

Algunas palabras del monólogo entre en chino... y él mismo porque la otra no abrió la boca, me llegaron: - Halakili... coltal manos... decapitación límpia... botijos a tienda... ¡TODOS!... ventiladoles... ¡TODOS!... mafia china eficáz...  

Sentada en el balcón, con Pascualita en mi regazo y trajinando chinchón fresquito, intenté convencer al árbol de la calle que cantar Las mañanitas, a pleno pulmón, a las siete de la mañana era temerario. - Pueden podarte. - Pero no atendió mis palabras: Una apuesta es una apuesta. - Es tan legal que da asco, dichoso árbol.

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