sábado, 18 de septiembre de 2021

La Cotilla y sus negocios.

 El olor de las ensaimadas recién hechas ha llegado hasta mi cuarto y no me ha costado nada, pero nada, levantarme de la cama, donde dormía profundamente, vestirme en un periquete y sentarme a la mesa de la cocina frente a un humeante cola cao.

Geooooorge ha sido el artífice de las bebidas, las ensaimadas las ha comprado la abuela y a venido a enterarse, de primera mano, de los tejemanejes de su amiga Cotilla.

- " ¿Así que quiso alquilar mi habitación?" (preguntó mientras yo le daba un nuevo mordisco a la ensaimada) - Abuela, déjame disfrutar de éste placer de dioses... Humm... Y luego te cuento. - Dejé un trozo de ensaimada en mi plato y el inglés, ávido, preguntó al tiempo que intentaba quitarme el plato - ¿Tu no comer? - ¡Quieto, parado, Geooorgbrexit! Este trozo es de mi menda.

La abuela comprendió enseguida para quién era y muy seria, dijo: - "Si a mi nieta se le ha antojado para luego, la dejas donde está" - Yes, madame. - Y se largo a hacer la comprar al mercado de Pere Garau.

Mientras le contaba que la Cotilla tiene la cara más dura el el cemento armado, una voz quejosa y debilucha, dijo: - Avemaríapu...rísi... ma... - mientras la vecina venía renqueando por el pasillo.

Me sulfuré como el gallo de un gallinero: - ¿Cómo tiene la desfachatez de presentarse aquí? - Las cosas hay que hablarlas y ayer no me dejaste explicarme y encima, mirad lo que me pasó.(señaló su cabeza) Aaaayyyy, no sabéis lo que duele.

La abuela la animó a que hablara. - Como no voy a vivir más aquí, pensé que le podría sacar beneficio a mi cuarto alquilándolo. - ¡Pero si es mío! - Te daría la mitad del alquiler. Y te buscaría el inquilino... - ¡Que no! - Tal vez podría ser el padre de tu bisnieto (se dirigía a la abuela ¡No sabe ná!) - "Ah, pues mira. No está mal pensado ¿Para qué quieres un cuarto vacío, nena?".- ¡Para estar ancha! - Que poco espíritu comercial tienes, - "¡Ninguno. No tiene ninguno. Que cruz tenemos contigo!" 

La abuela, como siempre, "defendiéndome" Iba a abrir la boca cuando quien la abrió fue la Cotilla para comerse el trozo de ensaimada que guardaba para Pascualita. - ¡Cotilla, jodía!! (no me pude callar)

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