domingo, 19 de septiembre de 2021

La enseñanzas de la cristalera y la lámpara del comedor.

Algo se movía en el borde del acuario y Pascualita, tan rápida ella en comerse todo lo que se le acerca, esta vez se contentaba con mirar. Y eso motivó mi curiosidad.

Unos bichos verdes ejecutaban una especie de ballet sin darse cuenta del peligro que les acechaba. Me hubiese gustado prevenirles o, en su caso, sacudir una trapo de cocina delante de ellos para espantarlos y que se largaran, pero era tal la elegancia del insecto más grande que, como la sirena, quedé prendada de el.

La cristalera del balcón me lo advirtió: - Aquí se masca la tragedia... No debí dejarlos entrar ¡Aaaayyy, no puedo verlo! - ¿Quién es ese dechado de glamour? (dije señalando al màs grande) - Una mantis religiosa hembra y su víctima... pobrecito. El, ofreciéndole amor a pesar de que sabe que se lo va a comer. Que romántico... Aaaaayyyy, se me parte el corazón.

- Hoy estás especialmente melodramática, cristalera. ¿cómo se va a juntar con ella sabiendo que se lo comerá? No será tan tonto... ¿o si? Ni siquiera Pepe el jibarizado se hubiese acercado a la tribu que se lo comió sabiendo que podría pasarle... - ¡Claro que lo sabía! ¡Lo sé hasta yo! (metió baza la lámpara del comedor) Su tribu hacía lo mismo. La de enemigos en pepitoria que se habrá comido el galán.

Esta historia me sonaba a cuento chino. Y fue entonces cuando me di cuenta de quienes eran mis informadoras: ¡una cristalera y una lámpara! y mis risas cascabeleraron por toda la casa, salieron al rellano de la escalera y dispersándose luego, en la calle, por los cuatro puntos cardinales.

Cuando me sequé los ojos, el bicho verde pequeño ya no estaba. - ¿Pascualita? ¿Has sido tu? - Pero en sus ojos de pez se reflejaba la admiración por un trabajo bien hecho del bicho que quedaba. - ¡¡¡¿Se lo ha comido ELLA?!!!... ¡¡¡¿LA MANTIS RELIGIOSA?!!!

Tuve que beberme media botella de chinchón para evitar el soponcio que estuvo a punto de darme.  

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