miércoles, 22 de septiembre de 2021

Reinventarse.

 - Supongo, Pascualita que, con la millonada de años que llevas en el mundo te habrás reinventado miles y miles de veces... - Dice que no (me tradujo mi primer abuelito que siempre está al tanto por si tiene que echarme un capote) 

El pobre cree que todo lo sabe porque lleva un tiempo en el Más Allá. - No lo has traducido bien. ¿cómo que no se ha reinventado? Se hubiese muerto de aburrimiento supino... ¡Mira, he dado en el clavo sobre lo que motivó la desapariciòn de las sirenas!

El abuelito carraspeó. - Dice Pascualita que no eres más tonta porque no te entrenas.

- ¿Así que la media sardina, siempre, ha hecho lo mismo? - La sirena sentada sobre el borde del acuario, me sonreía con un punto de malicia en sus inexpresivos ojos de pez. - ¡Que desperdicio de vida! (ella levantó y bajó, repetidas veces, sus enclenques hombros) - Dice que tal día hará un año (dijo el abuelito) - ¡Aburrida! (le grité) - Un buchito de agua envenenada pasó rozando mi ojo derecho y volví a mi primera idea.  

- Como decía, voy a reinventarme. Mucha gente lo hizo al principio de la Pandemia. Tuvieron mucha aceptación los compradores de papel de water compulsivos que, a su vez, se convirtieron en cocineros de tres estrellas Michelín para experimentar con la celulosa y crear recetas nuevas. Y para que todo quedara en casa y ser más famosos aún, se convirtieron, a su vez, en panaderos compulsivos, adoradores de la Masa Madre...

- Yo seré Modisto, que ganan más que las modistas. ¡Mirad que he hecho! - Tiré de la ropa que había cortado sobre mis rodillas y el abuelito, pudoroso, gritó: - ¡Nena, las bragas!

Desconcertada, tuve que reconocer que el corte y confección no era para mi. Corté tela, falda y bragas. Todo a la vez. ¡De un manotazo el móvil que gravaba mi "lección" aterrizó en la acera! Poco después tuve que cerrar la cristalera para no oír las risotadas que subían de la calle.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario