miércoles, 1 de septiembre de 2021

¡¿AQUI?!

 No tardé en enterarme del acuerdo entre la Cotilla y el señor Li en cuanto empezaron a llamar a la puerta grupos de chinos que querían ver la habitación. - ¿La mía? Lo siento pero todavia no he hecho la cama (les dijo a los primeros que llegaron)

Durante la mañana siguiò viniendo gente de ojos rasgado e idioma ininteligible pero como me parecía que todos decían lo mismo, yo repetía lo de la cama.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡Menos mal que ha venido, Cotilla! No he tenido ni tiempo de abrir una lata de Fabada Asturiana porque no paran de venir chinos a ver mi cuarto. ¿Qué mosca les habrá picado? 

La Cotilla cambió de conversación. - ¿Es una de aquellas latas que el otro día saqué del contenedor del súper? Puedes tirarlas todas. Están malas. Ya han muerto dos personas me ha dicho la cajera cuando he ido a por productos recién caducados para vender en mis trapicheos. - Mire que se lo he dicho mil veces: ¡algún día tendremos un disguuuuuusto... Pero usted no me hace caso.

 Tuve que cambiar el menú. Abrí una lata de lentejas con chorizo.

La tranquilidad duró hasta que terminó la etapa de la Vuelta ciclista a España así que pudimos dormir la siesta, a pierna suelta, Pascualita y yo, después se reinició el jubileo en el rellano de casa.

Pero ésta vez los chinos vinieron acompañados del señor Li. Asombrada, dije: - ¿También quiere ver mi cuarto? - Pero me cortó en seco: - ¿Pol qué no dejal que vel cualto a éstos chinos? Ellos dolmil aquí. - Aquí quiere decir: ¿AQUI? - Si. Cotilla decil que tlabajadoles mios dolmil aquí. Glatis, y así ell pagal deuda que tenel conmigo.

Me puse de mal café. Todos mis personajes estaban a verlas venir pero fue Judas quien abrió la boca mientras señalaba a las sillas: - Si el gremio de sillas, butacas y taburetes varios, adelantara la hora de cierre de su jornada laboral, se lo agradeceríamos.

A partir de ese momento dejé entrar a todo el que vino: - Siéntense, por favor... - Tardaban menos las sillas en tirarlos al suelo que ellos en sentarse. El primero en caer fue el señor Li. que se fue magullado porque insistió varias veces en sentarse.

El resto de la tarde la pasamos brindando con chinchón.




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