domingo, 9 de enero de 2022

A destajo.

 El OOOOOOOOOOOOOOOOOO que suelta Pepe el jibarizado suena a plañidera, cosa rara en un guerrero aunque se lo hayan merendado los de la tribu contraria con patatas. No es digno de él y fui a ver qué le pasaba. 

Tenía mucha razón en llorar a moco tendido (si hubiese tenido nariz para ello). A Pepe le faltaba el ojo-catalejo que tanto le costó que le saliera. Acudí a Pascualita porque, aunque a veces no lo parece, se entera de todo. 

- Cuéntamelo todo (le dije, con la vaga esperanza de que me pusiera al corriente de semejanto misterio. Aunque deduje que no tenía la menor importancia: lo mismo que apareció un buen día, ha desaparecido otro. Pero, como no tengo nada mejor que hacer que investigar como buen sabueso que creo ser (aunque no se lo he dicho a nadie) me puse a la tarea y eso suponga interrogar a una sirena antiantiantidiluviana.

Pascualita gesticulaba como había hecho con la abuela. Manos y brazos subían, bajaban iban de derecha a izquierda y viceversa. Y como aquella explicación tenía pinta de durar mucho, me senté y tuve tiempo de echarme una cabezadita después de tomarme unos chinchones oh the rocks.

Al despertar Pascualita seguía igual. Busqué a mi primer abuelito y lo vi sobre el riel de la cortina del comedor. - ¿Estás de morros con la lámpara? - Nos hemos distanciado un poco porque he cogido conjuntivitis por culpa de su afición a iluminarse. - Es su trabajo, abuelito... - Pero no dio su brazo a torcer. 

Puse los ojos en blanco y suspiré: - ¡Hombres...! - Al volver la vista hacia el riel de la cortina, ya no estaba. - Anda que... 

De repente, Pascualita, sacando a pasear su temible dentadura, se zambulló a toda prisa hasta el barco hundido que estaba siendo arrastrado hacia las algas. 

Y entonces lo vi: - ¡¡¡Pompilio!!! - El duende inglés trabaja a destajo. Hoy ha robado el ojo-catalejo de Pepe, a mi primer abuelito, lo ha intentado con el barco hundido. Tengo un montón calcetines de un solo pie y ha mermado bastante la pila de velas de la Cotilla... ¡Ah! y los de la Cena se han quedado sin vino porque la jarra no sale por ningún sitio.

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