jueves, 20 de enero de 2022

Pidiendo disculpas.

- Gracias al frío de ésta noche he podido sacar la cabeza de entre los barrotes del balcón. - Esto se lo he contado a la Cotilla mientras nos tomábamos unas infusiones con las hierbas que guarda en un talego. - ¿Qué son? (le pregunté un día) - Hierbas del campo. Trae el chinchón que las vamos a mejorar.

- ¿Cómo has podido sacarla sin cortar el hierro? - Con el frío se han encogido los huesos del cráneo y ya está. - ¿Entonces ahora tienes el cerebro más pequeño? Solo te faltaba eso. ¿Te ha visto alguien? - Claro, el Arbol de la calle. - Jopé, nena. Estás pallá.

A media mañana llegó Bedulio. Entró hasta el comedor pero se le notaba nervioso. -  Me manda el Jefe... a pedirte... disculpas. Me ha pegado una bronca por tu culpa... - ¿Que he hecho yo? - Meter la cabeza por los barrotes... Dice que tendría que... ¿Está por aquí tu primer... abuelito? - ¡Claro!

Una palidez extrema en la cara me indicó que tenía más miedo que once viejas. - Ay, ay, ay... fue sin querer, boba de Coria... Tendría que haberte ayudado... 

Bedulio no lo vio pero un pico del magnífico sudario de seda natural, tan natural que aún tenía pegados gusanos comiendo morera, del abuelito se le metió en el ojo. - ¡Ay, que me ha entrado algo, ay, ay... !

En ese momento, a Pascualita le dio por protestar saltando como una ballena sobre el agua, que se le había enfriado, y poniendo el suelo del comedor perdido. - ¡¡¡¿QUÉ ES ESTOOOO?!!! - Un acuario que hace tsumanis ¿chulo, eh? Ah, y lo del ojo es un capullo de seda. - ¿Un... qué? - Capullo.

No quiso oir más y salió por pies. En el rellano se volvió, sacó su bloc de multas y con mano temblorosa me puso una. - ¿Pero por qué? - Por insultar a una autoridad. - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

 

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