sábado, 1 de enero de 2022

El que faltaba: un duende inglés.

Bueno pues, ya estamos en año 2022 del segundo milenio después de Cristo. Y el paso de un año a otro se ha dado sin que me entere. Y eso que miré tras los cristales para ver como se iba el viejo y llegaba el jovenzuelo mientras tocaban las campanadas. Pues nada, no lo vi.

La abuela dice que tendría que haber tomado media botella más de chinchón y así los hubiese visto. Tal vez tenga razón pero ¡jolines, que rabia me dio! Por cierto, hay un duende en casa. ¿Ha llegado y se ha presentado ante mi diciendo: - Hola, soy fulano de tal y desde hoy seré okupa en ésta casa.  Me enseña mi habitación, por favor? - Pues no. A saber a qué colegio ha ido.

No es que lo haya visto pero se ha dado a conocer. Se creerá muy gracioso je, je, je. Estoy deseando arrearle un buen escobazo.

Al ir a fregar los platos he decidido cambiar el estropajo. He cogido uno nuevo y he tirado el viejo a la basura y cuando me he dado la vuelta para empezar la tarea el estropajo nuevo ¡no estaba!

Loca me he vuelto buscándolo. Al final he mirado en el congelador, la cisterna del váter, en lo alto de los armarios para acabar preguntando a mi primer abuelito si lo había cogido él. - ¿Me ves cara de fregatrix llevando esta maravilla de sudario de Oscar de la Renta?

Llamé a la abuela. - ¿Has visto mi estropajo nuevo? - "No he tenido el placer, boba de Coria" (dijo la interfecta) - Entonces escuché la voz de Geoooorge. - ¿Qué dice tu mayordomo, abuela? - "Que se te ha metido en casa un duende inglés" - ¡La madre que lo parió! - "Que les encanta esconder cosas y que no sueltan una hasta que consiguen otra. Hale pues, ya tienes entretenimiento para rato"

Y así ha sido. Se me ha caído (y desaparecido) una pinza de la ropa al suelo y solo entonces, he encontrado el estropajo bajo un mueble de la cocina en el que estaba cansada de mirar.


 

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