viernes, 21 de enero de 2022

Hace frío.

La bombona de butano ha subido y se acerca a los 18 euros ¿Ahora que hace un frío que pela? Pues, sí señora. ¿Crees que es justo, Pascualita? - La sirena, tumbada sobre una mantita, puesta encima del aparador, bostezó, después cerró sus ojos saltones de pez y agarrando una punta de la manta se tapó y acurrucó para dormir.

Aprovechando que había salido un sol del quiero y no puedo porque, aunque brillaba no calentaba, salí al balcón. El árbol de la calle tiritaba. - Creía que los árboles grandes como tú, no teníais frío. - Y no tengo. Pero he escuchado unos comentarios que me tienen mosca. Un vecino, mirándome de arriba abajo, ha dicho que es una pena que no pueda talarme porque tendría leña para todo el invierno. - No va desencaminado. Estás gordo, tío. - Espero que estés de broma (tronó) - Solo te diré (sin ánimo de asustarte más de lo que estás) que el butano ha subido de precio... bastante. 

- Aaaaayyyy, Dios mío. Voy a empezar una novena a Santa Rita, patrona de los imposibles. (lloriqueó Don Melindres)

El frio estaba entrando en mis huesos sin pedir permiso. - ¡Quieto, parao, ladrón! - Pero siguio a lo suyo como quien oye llover.

Mi primer abuelito llegó envuelto en un sudario de franela gruesa nada sexi ni elegante. Cuando se lo dije contestó: - El Más Allá está lleno de corrientes de aire frío recién salido de ambos Polos. Así que he optado por pedirle a un alma que, en vida, fue vendedor de ropa de segunda mano en los mercadillos de los pueblos y ¡mira: hasta llevo calcetines a juego!

Yo tiré de chinchón y chocolate con los churros que trajo la Cotilla recién salidos del contenedor del súper.



No hay comentarios:

Publicar un comentario