viernes, 14 de enero de 2022

Voz cristalina.

 He abierto la boca para cantar y lo que ha salido ha sido un chirrido que, hasta a mi me ha puesto los pelos de punta. A ésto le ha seguido una risotada del "tenor del barrio": el árbol de la calle.

Pascualita, que flotaba en el acuario mientras dormía una relajante siesta, ha saltado como un resorte hasta la lámpara del comedor y con los pelo-algas tiesos como si los hubiesen almidonado. 

El OOOOOOOOOOOOOOO que llegó desde la cocina indicó que Pepe el jibarizado también se había sobresaltado. La cristalera del balcón batió fuerte varias veces, indicando que no le había pasado desapercibida la voz de grajo constipado y algo afónico que salió de mi garganta. 

¡Cómo se reía al puñetero árbol! Incluso se atrevió a decir que no estaba hecha la miel para la boca del asno. No sé a que asno se refería pero no me gustó el refrán

La voz escacharrada de mi garganta, cabreada como un mono, me echó en cara que no la había engrasado durante años: - ¡Que vergüenza me estás haciendo pasar, boba de Coria! Una voz cristalina como la mía tiene que cuidarse con esmero y tú, alma de cántaro, nunca te has preocupado de eso. 

- ¿Cristalina? ¿Desde cuándo? - ¡De nacimiento, guapita! Era la envidia de los ruiseñores que venían a oirme cantar. ¡Me reía yo de los niños cantores como Marisol y Joselito! - ¿Y por qué no lo recuerdo? - ¡Tu sabrás! Que cada palo aguante su vela. - ¿Me estaba toreando mi propia voz? 

Mi primer abuelito, vestido con un sudario bordado de madreperlas de los mares del sur, corroboró, de pe a pa, lo dicho por mi voz. Entonces corrí a la despensa, cogí el bote de 3 en uno y me apliqué una buena rociada en la garganta. Después, para quitarme el mal gusto, bebí unos chinchones y abrí la boca para escucharme. Ésto fue lo que salió: - ¡CLAVelitoS de MI COoooRAAAAAAAAA... ¡HIP!... zón. hoyYYYYYYYY ... ¡hiP!... ¡hIp!...


No hay comentarios:

Publicar un comentario