sábado, 8 de enero de 2022

Pompilio hace de las suyas.

Mientras Pascualita y yo desayunábamos, el árbol de la calle aporreo la ventana de la cocina. Abrí apresurada para que no rompiera el cristal y sus ramas entraron en tromba lanzándome a un lado. - ¡Eh! ¿A qué viene esto? - ¡Me han robado un montón de hojitas nuevas y toda la culpa es tuya, boba de Coria, por dar cobijo a Pompilio. Menudo ladrón! 

Y mientras hablaba las ramas invadían los ricones de casa. Yo estaba estupefacta porque nunca había hecho nada igual. - ¡Esto es allanamiento de morada y te vas a enterar de lo que vale un peine, cacho madera!

Corrí al balcón y en cuando Bedulio el Municipal apareció por la esquina, le llamé a voces: - ¡¡¡BEDULIOOOOOO, BEDULITOOOOOOOOOOOOO!!! 

El hizo un amago de volverse por donde había venido pero seguí gritando: - ¡HAY OKUPAS EN MI CASAAAAA! ¡BEDULIO NO TE ESCAQUEES!

Los vecinos salieron a las ventanas y balcones recriminando la actitud del Municipal, al que no le quedó más remedio que subir a casa para no soliviantar más al personal.

Porra en mano y con algún ligero titubeo, intentó entrar pero las ramas se lo impidieron: - ¡Ni a mi dejan salir ni a ti entrar! - ¿"Esto" son los okupas, boba de Coria? - ¿Te parece poco lo que ocupan? 

 Bedulio llamó a Parques y Jardines para que vinieran a podar aquellas ramas que me invadían. Fue mano de santo. Rápidamente el árbol de la calle despejó mi hogar aunque no sin antes advertirme: - Esto no quedará así... Pompilio está en algún lugar de tu casa y lo encontraré.

Desde lo alto de la lámpara del comedor mi primer abuelito ... ¡sin sudario! tapaba su espíritu desnudo con una nube azul pastel mientras gritaba, frenético: - ¡¡¡Me lo ha robado Pompilio, el duende inglés y era un Oscar de la Renta!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario