miércoles, 9 de marzo de 2022

El pez que voló.

Estaba con Pascualita en la salita viendo los anuncios de la tele cuando salió un pez volador y la tranquilidad de la que disfrutábamos en esos momentos, se hizo añicos gracias al ataque de nervios que le entró a la sirena.

Empezó dando saltos mortales, cayendo siempre en mi vaso de chinchón on the rokc y dejándolo todo perdido! - Después se tiró contra la televisión con la dentadura de tiburón hacia afuera, como si quisiera comerse al pez volador, al que se veía volando hasta el infinito y ¡más allá!

- ¡¿Qué mosca te ha picado, coooooñe?! - Apagué la tele y fue peor el remedio que la enfermedad. Al final tuve que coger un cojín del sofá para usarlo como raqueta y mandar de un golpe a Pascualita al aparador y espere a que entrara, libremente, por el cuello de la garrafa donde vive... pero no fue tan sencillo porque primero se estrelló contra el espejo del aparador, después fue deslizándose hasta quedar medio tumbada.

Desafortunadamente, vio su imagen y los pelo-algas se erizaron, los ojos amenazaron con salirse de sus órbitas, el color blancuzco de su piel cambió a rojo, como una gamba a la plancha... Poco a poco se fue reponiendo, saltó hacia arriba impulsada por su potente cola de sardina, chocó contra la mesa de la Santa Cena quedándo KO. Su cuerpecito lacio entró limpiamente, al interior de la garrafa cuyo barco hundido abrió sus ojos de buey para que la sirena pudiera descansar en su interior.

Y todo éste jaleo ¿a santo de qué?: ¿por un pez con ínfulas de piloto de aviación?  Pero ¿había algo más?

La voz en off de mi primer abuelito llenó mis oídos de los sonidos que me transmitió: Uno de sus novios fue un pez volador antidiluviano. Era un tarambana que aprovechaba sus vuelos para ligar aqui y allí. Pascualita estaba al cabo de la calle de todo esto y el día que  decidió comerselo, el pez no volvió. Nunca más. Y no se encontró pista alguna porque en esos tiempos no se usaba éste método.

Han pasado muchos milenios y Pascualita sigue esperándolo... para comérselo.

 

 

 

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