lunes, 14 de marzo de 2022

¡Dos años ya!

Me llamó la abuela: - "¿Sabes que día es hoy, nena?" - ¿Un día cualquiera del mes de marzo? - "¡¿Cualquiera?! Hace dos años que nos tuvimos que encerrar en las casas porque un puñetero virus coronado se dedicó a llevarse gente al Más Allá. ¡Dos años y tu sigues igual, sin comerte una rosca! Mi bisnieto ya debe estar cansado de esperar."

La abuela sigue sin perder la costumbre de apretarme las tuercas, poniéndo a prueba mi paciencia y mi tranquilidad porque me estresa muchísimo. - Estás cohartando mi libertad como persona física. - "¡Ja! Ay, deja que me ría JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Y REQUETÉ ¡JA! Aaaaayyyyyy, que graciosa ereeeeeeeessssssssssssssss... ¡Quiero el bisnieto y lo quiero ¡YA!"

Que mujer más exigente. ¿A ver de dónde saco yo ahora un bisnieto?... Tendré que hablar con el señor Li porque en su tienda de los chinos tiene de todo lo habido y por haber. Y con la Cotilla porque en las sesiones de trapicheo hay cosas tan raras que, por qué no puede encontrar un bisnieto?

Más tarde me senté en la salita con Pascualita en el regazo y nos dedicamos a combatir el estrés a base de chinchones on the rocks y poco a poco, el sopor nos envolvió... Pascualita me presentó una hermosa madreperla de los mares del Sur. solo que, en su interior, en lugar de un bicho había un bisnieto. Así decía, por lo menos, el letrero que exhibia prendido en su jersey de rayas. - ¿Así que ésto es un bisnieto? Encantada de conocerte. ¡Pero si eres un niño, puro y duro. - Pues sí, boba de Coria. - ¡Oye, rico, un respeto a los mayores!

Fue una lástima no poder llevarme al niño-bisnieto-madreperlero a casa. Hubiese acrecentado las posibilidades de que fuera mía, por fin, la Torre del Paseo Marítimo y la abuela me hubiese dejado tranquila...

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