miércoles, 23 de marzo de 2022

Ojo con lo que se dice.

Que la primavera está loca es algo que se sabe desde siempre pero, aún así, no deja de sorprenderme. A Pascualita he tendo que calentarle el agua de su garrafa-vivienda porque. tiene frío y se le pone, cara y color, de ahogada experimentada y no quiero tener pesadillas.

Al despertarme esta mañana he tenido la impresión de estar en la isla de los Gigantes donde yo era tan pequeña como un grano de arroz. Y todo porque, al abrir los ojos, una enooooooorme bola de polvo ocupaba todo mi cuarto. - (¿Tanto tiempo hace que no barro? pensé) - Después, fijándome bien, vi que estaba llena de ojitos que me contemplaban desde todos los ángulos posibles. ¡No era una bola sino todas las de casa que se habían juntado para darse calor unas a otras.

Empujé a la bola hacia el comedodr y ordené a la cristalera que se abriera de par en par y yo pudiera tirar la bola a la calle. Un grito desgarrador seguido de un nutrido abucheo siguió a mis sesudas palabras. - ¡¡¡Asesinaaaaaa!!! ¡Quiere despeñar a las pequeñas bolitas de polvo! ¡Que muerte más atroz! 

La cristalera había puesto el grito en el cielo y mi casa, ahora, estaba revolucionada. Intenté apaciguar al personal: - Solo son polvo... - ¡Las discrimina por su condición! - Mañana habrá más... - ¡Holocaustooooo! - Tienen ácaros... - ¡Bastaaaaaaa! A éste paso desaparecerán las especies que no te gusten.

La voz serena de mi primer abuelito sonó en mi cabeza: - ¡Cierra el pico, jodía!

Ahora reina la tranquilidad en casa... salvo por el cabreo que tienen la escoba, la fregona y el trapo del polvo al haberse quedado en el paro.

 

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