domingo, 6 de marzo de 2022

Mal negocio.

Estábamos celebrando la ruptura del orinal decimonónico cuando... - ¡Avemariapurìsimaaaaaa- ¿Que celebráis? (dijo la Cotilla asombrada de ver a mi familia reunída) 

Antes de que pudiéramos explicarnos vio el orinal encima de la mesa del comedor. Con los ojos como platos, se me acercó y me dio un pellizco mientras me decía: - ¡No te he dicho que no lo tocaras! ¡Nos denunciarán! - ¡Aaaaayyyyy Cotilla, que daño! No tema por el orinal ¡Mire! - Le di un empujón y ¡CATACRAC! Esta vez se hizo picadillo! - ¡¡¡BIEEEEEEN!!!  ¡¡¡OTRA, OTRA!!! (gritaban los abuelitos y la Momia)

Los ojos de la Cotilla hicieron chiribitas. Por fin pude explicarle lo acontecido aunque no quedó convencida del todo. Recogió los restos y , como la otra vez, los guardó en una bolsa del Súper. - ¿Para qué los quieres? (preguntó la Momia) - Para trapichear con ellos como si fueran restos romanos. - Allá tu...

Unos días después la Cotilla se llevó el orinal-Frankestein. Se la veía ilusionada por el negocio y el viaje que haría a su costa. 

En casa todo eran apuestas. El de las treinta monedas de la Santa Cena las apostó todas a que le daban un pastón por el orinal. - ¡Te vas a pillar los dedos! Guarda para cuando no haya. - ¡Bah, no me preocupa el porvenir! ... 

Bien temprano ya estábamos todos espabilados para ver la cara de la Cotilla cuando volviera del trapicheo. Incluso encendí velas, porque me lo pidió la cristalera, para hacer más fuerza y asegurarnos el triunfo. Pero la cara de la vecina, al entrar en casa, era un poema. Ella no dijo nada pero su boca se independizó del resto de la cara y largó lo que no está escrito.

Nos llevamos las manos a la cabeza, bolas de polvo incluídas. Quién lo tuvo más difícil fue Pepe el jibarizado pero levantó, poco a poco, el ojo-catalejo hasta ponerlo vertical y fue como si se tocara la cabeza

Cuando la boca acabó de poner a media isla a caldo, le pregunté: - ¿Qué tal ha ido el negocio? - Uno me ha dicho que se lo quedaba si le daba cinco euros. - ¿Usted a él? .- Sí... - ¿Y que ha hecho? - Se los he dado... - Judas desapareció del cuadro camino de un árbol dónde colgarse. - ¡Tio, que es domingo y hay Carrusel Deportivo! - Ah, vale (y volvió a su rincón)

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