viernes, 25 de marzo de 2022

La multa.

Llamaron, insistentemente, a la puerta mientras yo me estaba lavando la cabeza y fiel a mis principios, no iba a empezar un trabajo antes de terminar el que tenía entremanos. Y menos cuando escuché la voz de Bedulio: - ¡Abre de una vez que sé que estás aquí! - ¡Claro que estoy aquí! Es mi casa. No querrás que esté en la tuya... ¿o sí? - No lo quiera Dios (le oí decir)

Cuando acabé me lié la toalla en la cabeza y abrí. - ¡¡¡Aaayyyy, que sustooooo!!! - Entonces recordé que no me había quitado la mascarilla de pepino. - La culpa es tuya. No haberme metido prisa.

Con un ligero temblor en la mano, me alargó una multa. - Pero si no he echo nada ... - ¿Tender un montón de calcetines, chorreando, en el tendedero del balcón es no hacer nada? - ¿YOOOOOO? Perdona, bonito,  pero yo no...

Corrió escaleras abajo y me quedé con la palabra en la boca y la mosca detrás de la oreja. - ¿No podrías ponerte en otro sitio para variar? (le dije) - Pero esa mosca es muy suya y me escuchó como quien oye llover. No se lo repetí porque la palabra dejada en mi boca ya había terminado su turno de trabajo y se fue con unas amigas con las que había quedado.

La mosca se vino conmigo al balcón y, efectivamente, el tendedero estaba lleno de calcetines de todos los colores y tamaños, de un solo pie. 

En la calle la gente se arremolinaba junto al árbol de la calle, ¡ gritando: - ¡¡¡LADRONES. DEVOLVED LOS CALCETINES!!! 

Descubrí a Pompilio, el duende inglés, escondido tras una maceta. - ¡¿Se puede saber que es ésto?!  - le pregunté mientras señalaba el tendedero. La mosca detrás de la oreja me chivó: - Calcetines recién lavados, boba de Coria. (y no me quedó más remedio que darle las gracias) - Pompilio se quejó: - ¿No querrás que los guarde sucios? Algunos hasta cantan. (Y en efecto, hubo quien me lo demostró) - Pues la multa hay que pagarla... y no seré yo quien lo haga.

Pompilio sacó billetes y más billetes de los bolsillos, cubriendo mis pies con ellos. - ¿Bastará? - ¡Ya lo creo! (grité asombrada mientras el duende se convertía en humo)

Solo entonces me di cuenta de que eran billetes del Monopoly

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