lunes, 21 de marzo de 2022

Empiezo a estresarme...

Me ha llamado la abuela: - "¿Por qué no me has dicho nada, boba de Coria? ¿Acaso querías darme la sorpresa del año sin que yo me enterara?" - Ahora mismo, para mi, es como si me estuvieras hablando en chino. No te entiedo. - "Ay, picarona. Estoy muy contenta" - Pues me alegro mucho... ¿Has desayunado chinchón con ensaimada? - Colgó el teléfono sin que yo pudiera enterarme de lo que la tenía tan contenta.

A mediodía llegó la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Menos mal que el negocio de "limpieza" de cepillos de iglesias va mejorando desde que la Pandemia disimula que ya se está disolviendo como un azucarillo en el café con leche. - Tendrá usted contentos a los curas... - ¿De algo tengo que vivir, no? 

Antes de que yo pudiera abrir la boca, la vecina me informó que han empezado a tirar una finca al lado de casa para levantar otra. - Tu abuela está encantada. - ¿A santo de qué? - Piensa que, teniendo tanto albañil a mano y durante un tiempo, ¡por fin logrará tener a su bisnieto!... aunque, viéndote, no sé yo...

¿Así que era eso de lo que me había hablado la abuela? - ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo? (pregunté) - Si no lo sabes tú... A mi, con la edad, se me han olvidado algunas cosas. - Pues estoy apañada.

Me asomé al balcón y el árbol de la calle aprovechó para mostrarme su malestar. - Tu abuela estará muy contenta con lo de la obra pero yo no. Me voy a tirar una buena temporada llena de polvo, con lo bien que me han dejado la copa los de Parques y Jardines... 

Está visto que nunca llueve a gusto de todos.

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