martes, 9 de agosto de 2022

El Macho Cabrío.

 A media mañana llamaron a la puerta. al abrirla por poco me desmayo. Una figura enoooorme, con cuernos y oliendo a azufre, muy educadamente, dijo: - Permita que me presente, señorita. Soy el Macho Cabrío... Me han contratado los vecinos de ésta Comunidad de Propietarios y ahora no recuerdo en qué piso se celebrará el Akelarre. Sería tan amable de indicármelo:

Lo intenté varias veces pero se me había desencajado la mandíbula de la sorpresa y me costó que volviera todo a su lugar. - Creo que es... en el 4º... ¿Es usted el famoso Macho Cabrío? ¿El auténtico? - Pues sí. - Siempre creí que apestaría a azufre a lo bestia. Los ojos lanzarían llamas... Vamos, que sería usted una bestia currupia. - ¡Y lo soy! Lo que pasa es que con la Pandemia tuve que reinventarme y dejar de lado el machismo puro y duro. Con la sequía he suprimido las llamas infernales para evitar incendios. Y así todo. Fíjese, hasta los cuernos están afeitaos no sea cosa que en pleno despiporre, alguien se pinche con ellos y me denuncien al Sindicato de Ferias y Festejos.

Se despidió y cogió el ascensor para subir tres pisos. 

Mientras entraba en casa pensé que ésto ya no es lo que era. Hemos estrenado una nueva Era y así constará en los siguientes libros de Historia y... - ¡¡¡NENAAAAAAA!!! - El árbol de la calle me llamaba a voces. - ¡¡¡TÍRAME AGUA. ESTOY SEDIENTOOOOO!!! - Va a tener que ser un vasito porque estamos con plena Sequía y el agua es para apagar incendios. - ¡¡¡POR FAVOOOOOOR!!! ¡¡¡TENGO LA BOCA COMO PAPEL DE LIJA!!! ¡¡¡NO PUEDO CANTAR LAS MAÑANITAAAAAAAS!!!

(¿Ah, no?) pensé... ¿A que no le echo ni el vasito?

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